"Una es valiente": Solange Etchepare, la madre que alzó la voz contra el terrorismo en la Macrozona Sur
Bien se sabe que las madres del mundo son símbolo de lucha, perseverancia, amor y protección. Unas verdaderas guerreras si se trata de entregar lo mejor para sus hijos, y quien ha demostrado ser una mamá tenaz es Solange Etchepare Lacoste, conocida por ser directora de la Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT) de la Provincia de Arauco y Biobío, pero detrás de su cargo hay una mujer y una madre que día a día vela por la protección de su familia.
Solange es arquitecta de profesión con magíster en medioambiente, toda su vida trabajó en el rubro. Fue una deportista destacada en atletismo en la región del Biobío y a nivel nacional. Ahora es competidora de Atletismo Master y recientemente fue campeona sudamericana en la especialidad decatlón. Por qué no destacar su talento en el mundo artístico.
Además, es madre de dos hijas por las cuales siempre ha luchado para entregarles lo mejor y también por quienes tuvo que salir de la Provincia de Arauco debido a los recurrentes hechos de violencia en la zona.
"La mayor tiene 23 años y estudia medicina y la menor tiene 19 y estudia economía. Soy una mujer divorciada y siempre he sido bien independiente en el aspecto laboral, normalmente haciendo cosas en el área independiente", contó Solange.
Por años estuvo trabajando para crear su emprendimiento en el ámbito turístico al sur de la región, esto también la ayudó para entregarles un mejor futuro a sus hijas.
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"Hace como 20 años atrás cuando nacieron mis hijas, trabajé construyendo y me dediqué al área inmobiliaria. Construir cabañas, complejos turísticos y fue ahí cuando construí mi casa y mi complejo de cabañitas en el Lago Lanalhue", comentó Etchepare.
El sueño era perfecto y la vida le sonreía, sin embargo, eso no duró mucho producto de los ataques recurrentes que sufrió en su hogar junto a su familia. Todo comenzó en el año 2004 aproximadamente cuando su madre fue asaltada violentamente.
Su madre fue lanzada al suelo y según Solange, "con un arma blanca la agarraron del cuello pidiéndole que entregara ciertas cosas. Yo tomé un poco de temor de vivir ahí con mis hijas y de a poco cuando se fueron gestando las amenazas, hostigamiento, los robos constantes y los asaltos a mano armada, yo tomé la decisión de sacar a mis hijas de ahí".
"De alguna forma una es valiente, pero también tiene que tener una valentía lúcida", enfatizó.
Abandonando el sueño
Finalmente sacó a sus hijas de la zona, pero cada cierto tiempo viajaba a su antiguo hogar en Lago Lanalhue. Ahí quedaron sus bienes, sus negocios y sus recuerdos. "De a poco me fui yendo y haciéndome cargo de este tema que es la fundación...aunque me ha pasado la cuenta en el plano familiar y con mis hijas. Porque hacerte cargo de un tema así donde tienes casi 300 familias víctimas, donde hay más de 50 familias con personas asesinadas significa un drama humano tremendo", señaló.
Y no solo eso, porque esta responsabilidad también ha significado un conjunto de acciones. " Esto significa un tema en las ayudas; en el plano legal; relación con abogados y distintos tipos de organismos. Tienes que ver los temas gubernamentales, las ayudas del Estado, en ocaciones tienes que hacer, con la misma gente de la agrupación, ayudas. Es una actividad constante con un tiempo demandante increíble y te pasa un poco la cuenta en el plano familiar", explicó.
Asimismo, señaló que sus hijas sufrieron mucho por su labor y los ataques, lo que afectó a su salud mental. "Te va pasando la cuenta en la parte psicológica y también familiar porque te tienes que alejar. Ellas eran niñas que vivían con su abuela y tuvieron que alejarse de ella por años", comentó.
Esta madre siempre se ha considerado un persona de esfuerzo, correcta y trabajadora. Su historia comienza con la expropiación de la reforma agraria, época donde murió su abuelo y posteriormente su abuela, en ese entonces fueron expropiados perdiendo todos sus bienes quedando, como dice Solange, "literalmente en la calle".
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"Partimos haciendo una vida muy austera y estudiamos en una escuela pública, después nos trasladaron a otra ciudad y a los 9 años ya vivía sin mi familia. Fui enviada a estudiar en un internado y después, cuando salí de ahí, fui cambiada a otro colegio. A los 16 años salí del colegio y a los 17 fuí a estudiar a la universidad, estuve trabajando y estudiando. Con mi hermano fuimos lo que se llama hijos del rigor", detalló.
Entre lagrimas, Solange, relató como su vida tuvo un drástico cambio después de que los atentados en la macrozona sur se volvieron pan de cada día. "Estuve toda mi vida esforzándome para lograr algo y de un día para otro eso desapareció. Todo el trabajo que hice, todo el esfuerzo que puse, trabajando incluso cuando estaba embarazada y después cuando estaban mis hijas guagüitas construyendo con ellas, poco menos que andaba con las guaguas colgando en las construcciones, todo eso para darles un mejor pasar a mis hijas".
Críticas al Estado
Pero, "de un día para otro empezó todo este tema de violencia, toda esta confrontación política. Nosotros que eramos personas que vivíamos dentro de una comunidad, pasamos a ser personas odiadas, las personas que representabamos todo lo que los demás odiaban", sostuvo.
Esta activista por los Derechos Humanos lamenta que todos los años de trabajo hayan desaparecido por los atentados. Con una angustia en la garganta relata que luego de todo esto se sintió "ingenua" porque nadie le prestó el apoyo que en algún momento necesitó. Sintiendo que el Estado no haya prestado la seguridad suficiente cuando se presentaron los momentos más críticos en la zona.
Etchepare alegó que estuvo, "muchos años pensando que tendría una respuesta del Estado, ese derecho que tiene uno a vivir en un lugar seguro, ese derecho que tienes por Constitución de vivir donde quieras, trabajar donde quieras. Todo esos derechos me di cuenta que no existían y cada vez los políticos abandonaban más la zona para no tomar decisiones porque era preferible hacerse los lesos".
Comenzar desde cero
Ahora, está analizando la posibilidad de vender su terreno en el Lago Lanalhue y comenzar desde cero en otro lugar junto a sus hijas porque para ella la descriminación hacia su persona y familia le ha afectado profundamente. "Nosotros aquí somos de la raza odiada, no somos considerados como los chilenos que obtienen beneficios o consiguen subsidios porque somos la raza odiada", recalcó.
Aunque a pesar de todo lo que ha tenido que enfrentar en su vida, ha sido una mujer resiliente, una madre comprometida y una hija protectora. A través de su relato se puede inferir que aún está dispuesta a empezar denuevo para ser feliz.
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