A un año de la crisis terminal de Huachipato
Fotografía: fotografías:Siderúrgica Huachipato, Fernanda Orellana/ Agencia UNO Porfirio Diaz/ Cedida

A un año de la crisis terminal de Huachipato


Por Johann Millaquipai | 01 Mayo 2025 05:41
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Ha pasado un año desde que se desencadenó la crisis terminal de Huachipato, una de las industrias más emblemáticas del país.

El impacto del cierre ha sido profundo, no solo para los trabajadores directos de la planta, sino también para decenas de empresas contratistas que dependían de su funcionamiento. Pudimos conversar con dos voces que vivieron de cerca este proceso: Porfirio Ochoa, ex contratista, líder de la empresa Imattex, y Fernando Orellana, trabajador durante 38 años y uno de los dirigentes sindicales de Huachipato.

Porfirio Ochoa lideraba una de las empresas contratistas que prestó servicios a Huachipato por más de seis años. "Imattex prestaba servicio en el área de fabricación de estructura, fabricación de spool de cañería, mantención de convertidores, mantención de caldera, todo lo que tenga que ver con estructura y accesorios asociados a la mantención de convertidores", cuenta. Su empresa llegó a tener 250 trabajadores repartidos en distintas áreas de la planta.

La empresa contratista

El cierre de Huachipato tuvo consecuencias devastadoras. "El impacto fue grave, el impacto fue tal que se tuvo que comenzar gradualmente a sacar gente, hoy día me quedan 15 trabajadores. Y precisamente hoy día le estoy pasando carta de despido, o mes de aviso, que es lo mismo, a los trabajadores... ya a fin de mayo estarían todos desvinculados".

Hoy, Ochoa continúa trabajando con un equipo reducido que opera por boleta, desarrollando propuestas para futuros clientes. "Hoy día no tengo ningún contrato", afirma. A pesar de los esfuerzos por mantenerse vigente, el camino ha sido difícil reconociendo que "no he quebrado, he tratado de mantenerme, tengo todas mis cosas al día…".

También agregó que "Y a esta gente, hay que volverla a contratarla y para eso estoy trabajando en una campaña fuerte de publicidad de mi negocio. Dándole también un poco de imagen publicitaria a este... por eso que me trasladé a Expomin 2025, ahí hice una serie de contactos y eso es los que ahora tengo que capitalizar en nuevos proyectos 

Una vida en Huachipato

El dirigente Fernando Orellana, quien trabajó 38 años en la empresa, coincide que a un año del comienzo de la crisis y cierre de Huachipato cambió profundamente la vida de los trabajadores.

Si bien hoy está pensionado gracias al reconocimiento de años por trabajo pesado, sabe que otros no han corrido la misma suerte: “Algunos compañeros con menos años que yo, hijos en la universidad, en buenos colegios, algunos estaban pagando dividendos y les cambió la vida”.

Por su parte, Orellana comentó con nostalgia que "he trabajado en una empresa tan buena, con sueldos, como te dijera, acordes a la industria. Hablamos sueldos de calidad... logré educar a mis hijos, todos profesionales y estoy sacando de una jubilación digna".

Apoyos lentos y soluciones que no llegan

La sensación de abandono por parte de estatal también está presente. "O sea hay, pero no se ha concretado, es demasiado lento porque ellos quieren hacer inversiones, grandes inversiones pero no se han visto... y los subsidios duraron un par de meses no más y se terminaron, para los contratistas que también fueron afectados", lamenta Orellana.

En cuanto a la situación actual de la planta, describe un escenario desolador: "Hoy día tú vas en la empresa, parece un cementerio, es realmente un cementerio... estoy hablando de como 100 personas de los 2500 que eran trabajadores de Huachipato".

Reactivación y oportunidades para el trabajo

Ambos coinciden en que lo más urgente hoy es reactivar oportunidades laborales en la región. Orellana pone el foco en los trabajadores más jóvenes: "La única preocupación que siempre existe... es exigirle a la empresa que siga apoyando a los trabajadores con cursos de máquina pesada... donde ellos puedan batirse afuera en otro rubro que no es el acero".

Por ahora, Imattex y otras empresas siguen apostando por proyectos futuros. "Tenemos taller de fabricación propio... y lo más importante, que todavía tenemos disponible mano de obra calificada... estoy tratando de hacer fuerza para que cuando, antes que se acaben estos recursos de ellos, lograr tenerlos también metidos en algún trabajo", sostiene Ochoa.

A un año del comienzo de la crisis de Huachipato, la herida sigue abierta. El futuro es incierto, pero la necesidad de soluciones concretas para los trabajadores de Talcahuano es más urgente que nunca.


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