Tú puedes
Para muchos, durante todo este tiempo, las emociones han tomado vida propia y cambian de un momento a otro. Un día podemos estar llenos de esperanza y vitalidad, y al día siguiente nos invade el miedo y la angustia; por ratos nos sentimos alegres, pero más tarde nos decaímos por las tristeza. Estamos sumidos en un fluir emocional que nos lleva al punto de desconocernos a nosotros mismos ya que nos cuesta entender a qué se debe tanto cambio.
Por otra parte, lo más probable es que muchos de los mensajes que recibimos nos invitan a conectarnos con el bienestar y que por todos lados veamos información referida a lo mismo, o incluso, tengamos en el celular un selecto grupo de imágenes con mensajes positivos. También puede ocurrir que nos veamos haciendo muchas actividades manteniéndonos distraídos para “aprovechar el tiempo” y no conectarnos con el tan temido miedo, la angustia, o la tristeza; como si no fuera aceptable sentirlos, o nos volviéramos más débiles por asumir que por momentos nos es tan fácil y nos cuesta “estar bien”.
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Una buena noticia es que no eres la única persona que se siente así y la otra, es que es normal que nos pasen cosas; ya que, aunque muchas veces lo vemos como “negativo” es parte de nosotros, por lo tanto requiere un espacio y atención, y necesita expresarse antes de que busque una vía para hablar por medio del cuerpo, a través de signos o enfermedades que en este momento no son muy bienvenidos y que por lo general son consecuencia de hacer como si nada pasara.
El camino entonces es asumir que nos pasan cosas y darle un espacio; por lo tanto, si necesitas llorar hazlo, si necesitas hablar busca quien te pueda escuchar, y no me refiero solo a las atenciones de profesionales de la salud mental, porque en muchos casos solo necesitamos expresar lo que pensamos y sentimos, y para eso muchas veces basta con alguien que nos escuche. Pero debemos aprender a gestionarlo.
No esperes a que alguien note que estás mal, y que se preocupe por ti si tu no lo haces primero, por eso mi recomendación es pedirlo concretamente, frases como “solo escúchame que necesito desahogarme... no es necesario que me digas algo” muchas veces son suficientes; y si necesitas cariño, ¿por qué no pedirlo también?
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En algunos casos puedes sentir agobio y requieres un espacio para ti, no está mal: búscalo, y como te decía antes, gestiónalo. Quedarse en la queja nos deja en un lugar de pasividad; mientras la búsqueda de soluciones nos da una sensación de dominio y control, y con eso se potencia la esperanza de que vamos a estar bien.
No olvides que las emociones son parte de ti y tienden a fluir con mayor frecuencia cuando vivimos tiempos de estrés o incertidumbre, por lo tanto, cuídalas, cuídate y cuida tu corazón.
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