Con robótica y productos innovadores se enriquece la fruticultura del Biobío: Los cinco años de Agroceler en la región
Con cinco años de trabajo en la fruticultura del Biobío, Agroceler continúa fortaleciendo a los pequeños y medianos agricultores con propuestas que buscan superar los desafíos de la región. Desde la capacitación de vecinos y vecinas, hasta la creación de productos innovadores y tecnología especializada para aumentar el potencial de sus cultivos de berries y cherries.
El 2019 comenzó este programa, que recibió financiamiento del Gobierno Regional y es ejecutado por profesionales de la Universidad Andrés Bello (UNAB). Tras cinco años de desarrollo, el equipo se reunió en la casa de estudios para una demostración de sus extensas labores a dos meses de su término.
En compañía de fruticultores de las provincias del Biobío y de Concepción, el director del proyecto Alejandro San Martín explicó los avances. En su primera etapa, generaron un laboratorio de robótica en la sede universitaria. Aquí “se desarrollan drones para fumigar, para cosechar, robots que permiten trabajar la tierra", al igual que herramientas para controlar el riego y evaluar las condiciones climáticas, señaló.
Por otro lado, en el laboratorio de desarrollo de productos se transforma la materia prima en barras de cereal y jugo. Con esto buscan desafiar la estacionalidad de la fruta, con “mejores precios, mayor valor agregado y que se puedan vender a lo largo del año. Es decir, que tengan una fecha bastante más larga de caducidad", comentó.
El jefe de la división de Fomento e Industria del GORE Biobío, Carlos Capurro, valoró estas labores, ya que facilita "ir estudiando nuevas oportunidades de cómo utilizar sus productos. Y eso permite una mayor estabilidad de los ingresos de las personas durante el año". Este año finaliza la segunda etapa de Agroceler, que transferirá la tecnología a los agricultores organizados.
Los desafíos de la fruticultura en el Biobío
Las primeras gestiones de Agroceler se volcaron a conocer la realidad de los agricultores de berries en la región. Un levantamiento diagnosticó varios desafíos, como la dificultad de crecimiento, la poca formalización de los negocios y la escasez de mano de obra.
Debido a la corta duración de los cultivos de frambuesas, arándanos, entre otros, “la mayoría cosecha estos frutos durante la época estival y los vende durante dos meses. Luego tiene que dedicarse todo el año a otra actividad o a preparar el terreno, a replantar, pero sin ingresos”, indicó San Martín.
A esto se sumó la preocupación por la calidad de la fruta a causa del cambio climático u hongos invasores. La agricultora Jenny González, de Santa Juana, señaló la necesidad de “conocer el tipo de suelo, optimizar el agua porque es vital y está muy escasa”. La emprendedora Herminia Valencia agregó que para las frutillas “la cantidad de agua debería ser medida y eso no lo teníamos en nuestro campo”.
Ante estos factores, Agroceler se reunió con 200 fruticultores del Biobío para desarrollar soluciones tecnológicas que desplegaron en Hualqui, Yumbel, Negrete, Florida, Santa Juana, Cabrero y Nacimiento.
Una labor compleja, ya que “nuestra agricultura se hace entre medio de valles, cerros, con muchas pendientes, con suelo distinto. Entonces hay que adaptar la tecnología para que sea realmente útil para la gente de la región”, precisó el director.
Agroceler: Propuestas de valor para el cultivo de berries
Al sondeo inicial le siguió un abordaje de herramientas para no sólo mejorar la calidad de los berries. También transformar la fruta que no se vende en nuevas propuestas.
Aquí fue esencial el trabajo del encargado de operaciones, Raúl Sánchez, quien dirigió el ensamblaje de las máquinas y el desarrollo de softwares adecuados. Con esto, generó sensores de clima y un control de riego que los agricultores pueden chequear desde sus celulares.
Uno de los aportes más llamativos son los robots, que van desde un brazo mecánico que para recoger la fruta a drones y rovers capaces de esparcir fertilizante. Por la contingencia de los incendios forestales, también los acomodaron para diseminar retardante de fuego. “Los equipos que están acá son de última generación y todos son la base para seguir desarrollando cosas a futuro”, declaró el profesional.
Para que estén al alcance de todos, San Martín compartió que “estamos conformando agrupaciones tipo cooperativas”. Algo que también ayuda a la formalización y la generación de otros productos.
“Los productores tienen muchas ideas, fabrican mermelada, algunos tipos de alcohol, que se pueden formalizar y vender de mejor manera. Entonces, ellos traen sus productos, hacen los ensayos, las pruebas, nosotros hacemos la rotulación, el etiquetado, se ve que cumpla la norma sanitaria, y podemos lanzar nuevos productos en el futuro”, añadió. Eventualmente, esto podría catapultarlos a la exportación.
Agricultoras valoran nuevos aprendizajes y tecnología
Ambas agricultoras de Santa Juana, Jenny González y Herminia Valencia Valencia, fueron contactadas por Agroceler para participar en el proyecto. Para González, quien se dedica a las frutillas y comenzó a trabajar con lechugas hidropónicas, “ha sido muy beneficioso en cuanto a asesoría técnica, en tema de riego, agua, de cómo sacar mejor producción. Para mí ha sido buenísimo porque son cosas que uno desconoce”.
La vecina explicó que tenía poco o nulo acceso a ingenieros agrónomos y otros especialistas. Con el proyecto, “están a disposición de uno, si uno tiene una duda, llama y pregunta”. A partir de los análisis realizados en su campo, “tenemos un sistema de monitoreo de riego para optimizar el recurso del agua, que es lo que más nos afectó”, indicó.
“La cantidad de agua debiera ser medida, y eso no lo teníamos en nuestro campo”, sumó Herminia. La pobladora de Colico Centro y dueña de “Huerta Fresca”, se vio gravemente perjudicada por los siniestros forestales del 2023. Además del riego, “me apoyaron en el incendio, ya que se quemó toda la frutilla. Igual me apoyaron con un proyecto de luz, lo más importante, porque le pude poner luz a la propiedad donde se había quemado todo”.
También apreció el desarrollo de nuevos productos. “En la frutilla, uno siempre elige la más bonita para la venta y el resto se pierde, se bota. Me encantó esto de aprovecharla, ver este (laboratorio), que es algo nuevo para nosotros”, agregó. En el encuentro, degustaron barras creadas con berries, miel, piñones y miel local.
Para Jenny, “la idea es seguir adelante y conformarnos como cooperativa, no tener miedo a conformarse. Así uno sigue recibiendo beneficios, trabajando en conjunto, que es lo mejor”.
Tras cinco años de proyecto: El legado de Agroceler en el Biobío
Agroceler cumplió cinco años desde el inicio del programa en el Biobío y en julio finaliza su segunda etapa. Sus últimos pasos estarán marcados por la elaboración de productos finales, además de la transferencia tecnológica de los equipos a los vecinos a través de una cooperativa.
“Para que sigan experimentando, innovando y llevando mejoras directamente al campo”, señaló el director. A esto lo acompañará un marketplace o vitrina virtual en el sitio del proyecto, para revisar dónde están las berries con este sello de calidad.
Por el lado tecnológico, fue un proceso estresante, pero grato, indicó Sánchez, “en Chile muy poca gente sabía de estos equipos. Tocó aprender, transferir y verificar que todo esté bien operativo”. Añadiendo que “los agricultores de la zona tienen todas las capacidades para ir creciendo. Ya no solamente venderte el fruto, sino venderte la experiencia”.
Desde el GORE Biobío, Capurro espera que el proyecto incremente el bienestar de emprendedores y sus familias. “Hace un nivel de ingreso para estas personas que se ven súper limitadas en el tiempo. Mayor estabilidad, mayor oportunidad para sus hijos, mayor oportunidad de educación, mayor desarrollo. La tierra les da una oportunidad de desarrollo”, sentenció la autoridad.
Alejandro San Martín destacó que “ha sido una experiencia muy bonita. Uno va rompiendo esa lejanía de profesor universitario con los agricultores (...) Ha sido muy reconfortante, la verdad, ver que los desarrollos teóricos, tecnológicos, que uno muchas veces lee en papers, en conferencias, tienen una aplicabilidad”.
Se acerca el término de cinco arduos años de Agroceler, donde un equipo humano sentó bases innovadoras para la tradicional tarea de la fruticultura en el Biobío. Con nuevos conocimientos bajo el brazo, personas como Jenny, Herminia y otros 200 agricultores ven nuevos horizontes para su futuro.
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