Editorial: Con los casos Muñoz y Yáñez el Gobierno se complica innecesariamente
Todo esto de los casos del ex director de la PDI Sergio Muñoz y del actual jefe de Carabineros Ricardo Yáñez es muy sencillo: no podemos tener a un jefe policial encargado de co-ayudar en la persecución de los delitos siendo a la vez perseguido por el sistema judicial.
Es impresentable, no se puede y si bien es cierto no hay una norma específica que lo prohíba está claro que éste debiera ser un estándar mínimo.
Es que hay presunción de inocencia; por supuesto, pero entonces establezcamos que cuando un alto jefe policial sea imputado por el Ministerio Público voluntariamente abra un paréntesis en su carrera, pida un permiso sin goce de sueldo, se dedique a su defensa y cuando sea declarado inocente que vuelva a su cargo.
Evidentemente algo pasa con los altos mandos. En Carabineros al menos, lastimosamente casi no tenemos memoria en el corto plazo de algún jefe que no se haya ido en medio de algún escándalo. Repasemos los últimos años:
Tras la muerte del General Bernales en un accidente aéreo el año 2011 le sucedió Eduardo Gordon quien enfrenta acusaciones por su participación y autoría en cinco delitos reiterados de malversación de caudales públicos. Le siguió Gustavo González Jure que tiene acusaciones por delitos reiterados de malversación de caudales públicos. Bruno Villalobos misma historia. El General Hermes Soto sale abruptamente por el caso Catrillanca y no fue fácil, recordemos que se negó a presentar su renuncia y el Presidente Piñera debió oficiar al Congreso para forzar su salida. El general Mario Rozas que ya venía complicado sale tras la balacera de un hogar de menores en Talcahuano y ahora Ricardo Yáñez quien próximamente será formalizado por un delito de omisión en el marco del estallido social.
En la PDI el predecesor de Muñoz fue Héctor Espinoza fue formalizado y enviado a prisión por malversación de caudales públicos y ahora Muñoz sale por traspasar información reservado al abogado Hermosilla.
Evidentemente algo sucede con nuestros altos mandos policiales, por alguna razón que deberá estudiarse caen en la corrupción o bien sencillamente no pueden terminar sus periodos por responsabilidad del mando. Resolver esto es más complicado, pero solucionar lo de Yáñez no es tan complejo, solo hay que aplicar las atribuciones que hoy tiene el Presidente de la República.
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