Editorial: Simce, no hay nada que celebrar
Los orígenes del Simce se remontan a fines de los años 70 con el famoso PER (Programa Evaluación de Rendimiento) que se aplicaba a los cuartos y octavos años básicos. La prueba tenía solo fines estadísticos y de hecho los resultados no se publicaban.
Durante la dictadura se cambió el objetivo de la prueba. Ahora se mediría la calidad de cada establecimiento. Se publicaron los resultados, se incentivó la competencia de los colegios y de paso se orientó la elección de los padres y apoderados, todos efectos del sistema neoliberal que reinaba a inicios de los 80. Así nació el “Sistema de Medición de la Calidad de la Educación” el año 1988.
Este miércoles se dieron a conocer los resultados del último Simce y el discurso oficial fue "es una buena noticia", "avanzamos" dijo incluso el propio Presidente de la República.
La verdad es que los resultados obtenidos en el Simce solo demuestran que hemos vuelto a tener las cifras que teníamos antes de la Pandemia y estas eran desastrosas. Como dato esta prueba demuestra que solo 2 de cada 5 niños de cuarto básico entienden lo que leen....2 de cada 5, eso no puede ser una buena noticia.
Se mantienen las brechas entre colegios privados y públicos, se mantienen las brechas entre hombres y mujeres, todo sigue igual que antes de la pandemia, por lo tanto, en rigor no hemos avanzado nada.
Además, hay claramente una intención política en dar a conocer los resultados del Simce ahora en marzo, históricamente estas cifras se conocían a mediados de año. Obviamente se tomó la decisión de adelantar la entrega porque estamos en medio de una crisis con los SLEP en Atacama y el resto del país. Con esta decisión el Gobierno intenta abrir un paréntesis, intenta enfriar las aguas, arrojar bálsamo a un sistema educacional que tenemos la sensación da más bien palos de ciego.
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