Editorial: Independiente de sus presidentes Chile y Argentina están obligados a llevarse bien

Chile y Argentina tienen la tercera frontera geográfica más larga del mundo. Son 4 a 5 mil kilómetros de cordillera que compartimos con el país trasandino.

Chile y Argentina además comparten una historia común desde que ambas naciones son independientes. De hecho, hasta compartimos próceres San Martin y O'Higgins cruzaban la frontera a uno y otro lado trabajando por la independencia del reino español.

Por eso era impensable el actual escenario donde el presidente Gabriel Boric tuvo que evaluar seriamente si asistir o no al cambio de mando en Argentina. Y ¿por qué tanta duda?

Porque el nuevo mandatario Javier Milei ha declarado un "odio parido" a todo lo que huela a centro izquierda y por lo tanto no soporta a Gabriel Boric. Este no es un secreto - al contrario - Milei ha hablado pésimo del presidente de Chile tratándolo de "empobrecedor" de "zurdo" y que su Gobierno representaba "el inicio de la decadencia en Chile".

Por lo tanto, debe haber sido complejo para Boric tomar la decisión. El cambio de mando será un escenario hostil para el Presidente de Chile, pero la decisión de asistir personalmente es la correcta.

Este es un tema de Estado y el hecho que Milei odie a Boric o al revés no debiera ser factor para resolver sobre las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Nos imaginamos de hecho que don Javier deberá moderar sus discursos ahora que representa a todos los argentinos.

Llevamos 200 años de relaciones, con altos y bajos claro sino recordar lo sucesos de 1978, pero por la frontera que compartimos, por la historia y por el futuro de ambas naciones estamos irremediablemente condenados a trabajar en conjunto para el desarrollo de nuestras naciones.

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