Arquitecta del Biobío representó a Chile en programa de Japón para reducir el riesgo de desastres
Gestión Integral para la Reducción del Riesgo de Desastres para Latinoamérica, es el programa al que apostó el Minvu Biobío y con el cual busca contribuir a la reducción de riesgos de los diversos desastres que año a año ocurren en la región y el país. Se trata de una malla de 2 meses que culminó el 30 de junio de este año, dejando como resultado un Plan de Acción con medidas de mitigación ya probadas desde Japón.
“Creemos que prepararnos anticipadamente y no solo ser reactivos frente a una emergencia es vital. Por lo mismo, para nuestra cartera conocer la experiencia y adquirir conocimientos de Japón es una oportunidad que no podíamos dejar pasar y apoyamos a Catalina Soto en su postulación de beca. Nuestra responsabilidad es diseñar no solo viviendas que respondan bien frente a una catástrofe, sino que además preparar barrios, ciudades y por supuesto, a las familias, con las que llevamos tiempo trabajando el área de seguridad a través del programa de barrios, donde hemos diseñado diversos espacios públicos resilientes”, explicó Claudia Toledo, seremi de Vivienda y Urbanismo.
La capacitación contempló un mes de clases virtuales y otro de clases presenciales a cargo de docentes y profesionales de la universidad de Kobe y del Centro de Asia de la Gestión de Riesgo de Desastres, líderes en acuerdos internacionales que rigen la gestión en el marco de Sendai.
Son once los países participantes que contaron, al finalizar la intervención, con un plan de acción de ocho pasos. “En mi caso me centré en Talcahuano por la condición de infraestructura crítica que tiene, puerto comercial, militar, el aeropuerto, las plantas de tratamiento y la población. Por lo tanto, es un punto neurálgico importante y que está muy expuesto. Entonces, focalicé mi plan y he ido aprendiendo cómo poder aplicarlo en escenarios más complejos”, explicó Catalina Soto, arquitecta del Minvu.
Ingenieros, arquitectos y monitores, especialistas en tsunamis, remoción en masa, incendios forestales e inundaciones, entre otros, fueron los encargados de guiar a los profesionales de Latinoamérica en las visitas a terreno a obras de mitigación levantadas en Japón, que han sido especialmente preparadas para enfrentar distintas amenazas. “En clases virtuales presentamos los antecedentes y el análisis del territorio que escogimos y ahora en terreno conoceremos cómo ellos han dado solución a los problemas que llevamos nosotros”, agregó Soto.
El curso centró sus clases presenciales en Kobe, ciudad nipona que en 1995 fue azotada por el conocido “Gran terremoto de Hanshin-Awaji”, de 7,3 grados de magnitud que dio muerte a más de 6.400 personas, dejó 40.000 heridos y causó daños estimados en 100.000 millones de dólares. La ciudad logró recuperarse y su reconstrucción fue realizada garantizando amplias mejoras en factores de seguridad, iniciando su aprendizaje respecto de la contención de emergencias y anticipando medidas ante desastres con la fundación de una de las 12 sucursales de la Agencia de Cooperación Internacional (Jica).
“Ellos van actualizando los planes y tienen enumeradas todas las cuencas de ríos porque sufren muchas inundaciones, es uno de los países que más precipita en ese periodo del mes. tienen tifones. Entonces me interesa conocer cómo logran monitorear y tener el control de la gestión de cada uno, por ejemplo, un plan de acción para cada cuenca, de las 109 que tienen a nivel país. Hemos visto videos de inundaciones y tres días antes ellos ya tienen a la gente evacuada. La inundación ocurrió y a la media hora empieza el proceso de reconstrucción. Tienen centros de acopio de materiales que sobrepasan sus cálculos porque prefieren perder un poco de dinero a perder tiempo en tener que licitar productos para atacar la emergencia que está ocurriendo”, señaló Catalina Soto.
Minvu y su gestión de riesgos en el Biobío
En la actualidad, el Minvu enfoca su gestión de riesgos en diversos barrios del Biobío, llegando en 2022 hasta Villa Evangelista de Boca Sur, San Pedro de la Paz, sector en donde los profesionales han detectado precarias vías de evacuación ante emergencias. “Tiene factores urbanísticos que complejizan. La línea del tren tiene todo cerrado con solo 4 puntos de salida hacia la carretera, cuando logras evacuar, llegas a la ruta 160 con una alta congestión y luego te encuentras con los batros, un puente y los humedales. Luego de todo eso todavía te queda caminar hacia la zona segura que está en el anfiteatro de la Laguna Grande”, precisó Soto.
Ante este escenario, la urgencia de diseñar espacios capaces de responder adecuadamente ante una emergencia se hizo imperativa en el sector de San Pedro de la Paz. De ahí, la idea de generar espacios de evacuación vertical para uso cotidiano y que, al mismo tiempo, tengan la capacidad de contener y educar. El plan urbano para Villa Evangelista considera señalética vertical vehicular de evacuación de tsunami y demarcación de puntos de cruce hacia las vías de evacuación, un sistema de plazas al interior del barrio y la gestión de medidas de mitigación de riesgos.
La nueva propuesta: Espacios públicos verticales
El desafío de la cartera de Vivienda y Urbanismo es llegar a una arquitectura que origine espacios públicos que permitan evacuar de forma transitoria a la comunidad. En esta tarea es que surgió la idea de diseñar áreas por sobre los 30 metros sobre el nivel del mar, generando sistemas en bloques de hormigón de tierra armada compactada, un concepto robusto para crear espacios en distintos niveles.
“En Boca Sur la cota más alta que tengo dentro del territorio es una 12, si sobre esta cota yo genero tres metros más donde pongo una plataforma de terrazas para que la gente pueda sentarse a contemplar el lugar. Un metro más arriba genero un sector de juegos, voy trepando en distintas plataformas y puedo llegar a una cota 30 fácilmente, con espacios de contemplación de uso y luego en una emergencia puedo recurrir ahí con autonomía de luz, con estaques de agua subterráneo, con enchufes USB, con paneles solares y generar un espacio donde en el día a día la gente se educa, sabe que ese es un punto seguro, lleva a sus niños a jugar y educa desde el uso y frente a una emergencia ya tienes clara la ruta y permite que la gente con movilidad recudida y adultos mayores puedan tener un punto claro de evacuación. Ese es el objetivo para donde apunto y el por qué postulé a la beca”, comentó Soto.
La necesidad de abordar los desafíos actuales y prepararse para los futuros centrándose en las acciones, no solo del Estado sino de que la sociedad en su conjunto es un trabajo que la cartera de Vivienda ha comprendido con su bajada en barrios, centrándose en formar profesionales que trabajen con las comunidades en materia de riesgo de desastres para mejorar los sistemas de alerta.
“El cambio va por uno y eso es lo que me ha motivado, porque siento que yo de verdad puedo cambiar el mundo y lo puedo salvar, esa ha sido mi misión y aquí estoy luchando y avanzando, porque esta es una oportunidad tremenda de poder estar en Japón y luego replicarlo a mi país. Yo le digo a mis hijos, la mamá está luchando para salvar el mundo, porque me siento con esa responsabilidad después de que entendí la vulnerabilidad y la poca acción concreta que hay en los territorios. También, hago clases y le digo a mis alumnos, nosotros podemos ser los agentes de cambio, yo no tengo que esperar que el resto cambie si yo pongo el tema en la mesa y yo empiezo a revisar mis proyectos y le pongo el foco, contagio a mi colega del lado y al de más allá. Así vamos a ir a haciendo la sinergia para construir una ciudad más resiliente", sentenció la arquitecta del Minvu.
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