La historia de 'Carmencita': La icónica botonería de Concepción creada por mujer emprendedora
Durante setenta años, niños y niñas han acompañado a sus madres a comprar en "Carmencita", la histórica botonería de Concepción. Incluso ahora, cuando ya son adultos, vuelven con sus propios hijos e hijas a ese lugar que dejó una marca inolvidable en sus corazones gracias a las enseñanzas de sus progenitoras. Así, se ha mantenido vivo el legado de Carmen Páez, la esforzada y visionaria mujer que le dio vida a este icónico establecimiento penquista.
José Enrique Serrano Páez, el hijo de "Carmencita", contó a Sabes.cl la historia de su madre para compartirla con el Gran Concepción. "Mi mamá creó este local a comienzos de la década de los 50. Ella llegó a esta ciudad como empleada de la Cordonería Alemana, que era de Santiago y que abrió una sucursal aquí. En ese entonces, ella tenía cerca de 18 años, pero era muy empeñosa. Ahí conoció el rubro y estuvo como jefa de ese local. Fue así como decidió embarcarse por sí sola y abrir un negocio. El primer 'Carmencita' estuvo en Barros Arana, donde actualmente se ubica Falabella, en una antigua casona que tenía varios locales chiquititos", contó el actual administrador de la botonería ubicada en la Galería Adauy.
Productos novedosos a Concepción
Añadió que "en esa década había muy pocos locales en este rubro y 'Carmencita' se instaló en la mente de los penquistas. En aquel entonces se requería mucho corte y confección, porque lo común era que la misma gente reparara su ropa, especialmente los botones, ya que no había tanta tienda de vestuario como hoy en día". Gracias al éxito que tuvo en un comienzo, a mediados de los 60, Carmen Páez pudo abrir otro local en la Galería Universitaria. "Allí asistía un público muy 'pituco' por aquellos años", recordó José Enrique.
El hijo de Carmen Páez destacó cómo "Carmencita" siempre buscaba productos novedosos. "Teníamos familia en Argentina, mi madre siempre nos llevaba para allá y recorríamos las tiendas de este rubro en Buenos Aires. Ella compraba montones de materiales y nosotros mismos los cargábamos para traerlos a Concepción", contó el actual administrador del local.
Ya en la década de los ochenta, Carmen Páez trabajaba desde su casa en Santiago. "Ella viajaba en bus todas las semanas, ya que continuaba trayendo materiales. Recorría por todos lados buscando productos e incluso se llevaba listados. Su rutina era así, un par de días en Concepción y otro par en la capital. Yo la ayudaba administrando su negocio, mientras me enseñaba a seguirla por el mismo riel", detalló su hijo.
Agregó que "tener esos productos le daba un plus a la tienda de mi madre, quien falleció en 2014. Solíamos decir: 'si Carmencita no lo tiene, nadie lo tiene'. Y ese eslogan se metió en la cabeza del colectivo de clientes, especialmente en las mujeres de aquellos años en Concepción. Actualmente, está en las cabezas tanto de hombres como mujeres, gracias al legado que les han dejado sus madres. ¡Y es que aquí suele llenarse de niñas y niños!".
Las escaleras "sala cuna" de "Carmencita"
Y es que día a día, centenares de clientas y clientes acuden a "Carmencita" acompañados de sus hijos e hijas. Los pequeños, para no cansarse, suelen sentarse en las escaleras a un costado de la caja, aguardando a que terminen las compras de hilos, cintas, botones y mucho más. Por ello, para las atendedoras del local, dichas escaleras son una especie de "sala cuna" o "jardín infantil", ya que cuando se junta más de un niño, terminan conversando y jugando.
"Quienes solían sentarse en las escaleras, esperando a sus madres, hoy vuelven junto a sus propios hijos, recordando las compras que venían a hacer junto a sus mamás. Muchos clientes actuales nos recuerdan siempre sus momentos sentados en los peldaños", expresó José Enrique.
"Carmencita" seguirá navegando
Al igual que el resto de los históricos locales del comercio penquista, "Carmencita" ha logrado salir adelante tras los cambios de horario que trajo consigo el Estallido Social y posteriormente la pandemia.
"Vamos a tratar de remar lo máximo posible, sin importar lo turbulenta que esté el agua. Queremos que nuestro negocio navegue para que nadie caiga de este barco", concluyó José Henríquez, el hijo de "Carmencita".
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