¿Qué hemos aprendido?

Parece que sin darnos cuenta hemos llegado al final del 2020, un año que sin duda será recordado como el más año trascendental de nuestra historia reciente. Más que mal este fue el año donde la humanidad recordó lo frágil de su existencia, y lo fácil que la normalidad que tanto damos por sentada puede destruirse en muy poco tiempo. Este año todas esas garantías y libertades que veíamos como una obviedad, hoy son cosas que encarecidamente extrañamos.

La verdad es que es difícil tratar de mirar este año con una lupa positiva, ya que gracias a la pandemia no solo miles de compatriotas perdieron su vida, sino también miles de familias perdieron sus fuentes de ingresos. Miles de proyectos, ideas, sueños y vidas se vieron alteradas por el enemigo invisible que puso en jaque a la humanidad durante todo el año. Por eso hoy, cuando la estrategia de todos los países es aguantar hasta que la ciencia salve el día, uno no puede dejar de preguntarse qué hemos aprendido como especie frente a esta crisis.

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Porque seamos honestos, las crisis nos dejan en evidencias, nos desnudan frente a la realidad, y resaltan nuestras fortalezas y debilidades. En situaciones límites vemos los verdaderos colores de las personas, y frente al Covid hemos visto como nuestra sociedad parece estar muy poco preparada a enfrentar eventos catastróficos de este tipo.

En todo el globo los sistemas hospitalarios colapsaron, los Estados se vieron sobrepasados, y sin planes de acciones preparados para estas eventualidades (incluso los más desarrollados), y las personas han llevado con dificultad la alteración que produce esta pandemia en sus vidas.

Nuestro país, y nuestra provincia, son un claro ejemplo de eso, donde luego de varios meses de desgate, hoy parece ser que nuestra ciudadanía más que evitar los contagios, busca formas de poder convivir con el virus, tratando de realizar sus vidas lo más normal posible a pesar de la contingencia.

Entonces ¿se puede decir que hemos sacado lecciones de este proceso? ¿Se puede decir que como humanidad estamos más preparados para enfrentar las probables crisis futuras?

La respuesta a esas interrogantes lamentablemente no es tan clara. Ciertamente hemos reafirmado varias características positivas de nuestra especie; su resiliencia, su capacidad de poder adaptarse, su entrega y la tenacidad con la que muchas personas han enfrentado esta crisis, sin embargo, también han resaltado elementos negativos. El egoísmo, la desinformación, la obstinación y la falta de preparación, son solo algunas de las características más nocivas que han salido a flote frente a esta crisis.

Cuando uno revisa la historia de la humanidad, se da cuenta que siglo tras siglo, los procesos de cambio y las crisis han sido determinantes en la evolución de nuestra especie, y obviamente nuestros tiempos no son ajenos a eso. Con los avances exponenciales en tecnología, todo indica que estos próximos 80 años serán los más disruptivos y generadores de cambio de nuestra historia, y las crisis serán pan de cada día dentro de esto.

Desde hace varios años muchos venían advirtiendo lo vulnerables que éramos como humanidad frente a una crisis viral como la que estamos viviendo, sin embargo, nadie les dio importancia a dichas alertas. Hoy se habla de que existe más de 500 tipos posibles de virus que podrían generar una situación similar a la que hoy enfrentamos por Covid, por lo que si no aprendemos nuestras lecciones rápido es probable que nos volvamos a encontrar en situaciones similares a esta en un futuro.

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No solo eso, la contaminación, la escasez de recursos naturales como el agua, los problemas migratorios, los desafíos de la inteligencia artificial, y la dependencia de las redes sociales, son problemas que por sí solo podrían gatillar crisis de igual o mayor magnitud que el Covid en las próximas décadas.

Darwin planteaba que las especies con más éxito de supervivencia no eran las más fuertes, sino las que se adaptan mejor a los cambios y las circunstancias que enfrentan. Hoy como humanidad debemos tener clarísimo ese parámetro, ya que, si no somos capaces de sacar lecciones de este año, y como sociedad hacernos más adaptables a los desafíos inimaginables del futuro, puede que los costos de nuestra evolución los próximos años sean, al igual que siempre, sangre y muerte para los de nuestra especie.

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