Deja vu

Nuevamente la región comenzó a hablar del presupuesto para el año siguiente y por enésima vez se cae en la práctica de pedir cifras que no tienen nada que ver con la realidad. Este año han decidido pedir a Santiago una cantidad cercana a los 120 mil millones , algo mas baja que los 122 mil solicitados el año pasado.

La verdad es que podrían pedir 300 mil o 50 mil millones y la cifra final sería mas o menos parecida a lo que finalmente nos asignarán ya que el presupuesto regional de inversiones, que decide el Consejo Regional, es eso, un presupuesto asignado por el poder central; y por muchos proyectos que se presenten y por muchas visitas que se hagan a la capital, el tema no cambiará.

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El presupuesto se compone de varias asignaciones. La principal es el FNDR que el año 2020 llegó a la suma de 43.500 millones. Luego está el FAR, que son los fondos espejo del Transantiago, que alcanzó la suma 28.790 millones. El resto son fondos menores como Convergencia, Fondos Regionales, el dinero que entregan los casinos y las patentes mineras, de agua o de acuicultura. En total el año 2020 nos asignaron 80.704 millones.

¿Que podemos esperar para el 2021?

En consideración a la pandemia y a los gastos que implicará el tratar de levantar la economía, uno debería esperar que se entregaran mas recursos a las regiones con el fin de focalizar en aquellos proyectos más intensivos en manos de obra o en inversiones de mayor impacto. Pero tengo serias dudas que eso ocurra. Por ítem es muy posible que el FNDR sólo crezca el IPC. Y El FAR depende de cuanto sea el aporte el Transantiago lo que no ha tenido grandes variaciones en los últimos años, y si existen, el ministerio de Hacienda se encargará de cortar la cola tal como ocurre desde su creación. Los demás fondos quizás algo mejoren, pero será absolutamente marginal, debiendo preocuparnos de que este año no olviden presentar proyectos a los fondos de convergencia y fondos regionales.

Posiblemente algunas autoridades ya se habrán percatado que nada de lo que hagan generará algún efecto. El 2019 nos cortaron los recursos con Ñuble en un reparto que aún nadie logra explicar, y el 2020 faltaron cerca de 8000 millones y no hubo más acción que agachar el moño.

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Objetivamente no debería nadie desgastarse en este presupuesto, sino que concentrar todos los esfuerzos en los presupuestos sectoriales. Qué hará el MOP, el ministerio de Vivienda o Salud en nuestra región es lejos mucho más importante que el presupuesto que administra (no sé si esa podría ser la palabra correcta) el Consejo Regional.

Los montos son muchísimo más importantes y deberían complementarse con aquellos que llegan vía FNDR o FAR para embarcarnos en los temas que realmente generen impacto y desarrollo.

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