La relativa paz de Occidente entrega una sensación de tranquilidad en el mundo, siendo la guerra de Rusia-Ucrania y el conflicto entre Palestina e Israel los principales eventos que reciben atención de los medios de comunicación.
Sin embargo, hay un amplio listado de problemas que las sociedades americanas y europeas desconocen o reciben escasa información. La mayoría de estos dramas se encuentran en Asia y África, con millones de afectados, desplazados y muertos, además de diversas ramificaciones económicas y medioambientales.
El Índice de Paz Global (Global Peace Index, en inglés) del centro de estudios Vision of Humanity señala que este 2025 es el año con menos paz mundial desde el inicio del registro, y que las condiciones actuales son similares a las de los años previos a la Segunda Guerra Mundial. En este listado, Chile se posiciona en el puesto 62, justo encima de Kosovo y debajo de Ghana.
Algunas de las problemáticas en curso son guerras civiles en Sudán y Birmania, un conflicto armado entre Ruanda y la República Democrática del Congo, incendios forestales masivos en sabanas africanas y la represión y persecución sistemática de una etnia en China.
Las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápida protagonizan la disputa bélica en Sudán, desde el 15 de abril de 2023. La últimos meses del mando del ex presidente Omar Hassan Ahmad al Bashir, quien gobernó entre 1989 y 2019, causó graves tensiones entre ambos grupos militares, los cuales previamente lucharon conjuntamente contra rebeldes en el oeste del país.
Amnistía Internacional señala que los combates se enmarcan en tal conflicto, además de heridas sin sanar de previos enfrentamientos. Crímenes de lesa humanidad y violencia étnica ha sido la tónica de la guerra, con ataques terroristas en ciudades como Ardamata, El Geneina, Misterei y Tandelti, además de la capital Jartum.
Las cifras que el conflicto ha generado hasta ahora serían más de nueve millones de desplazados internamente, otro 1.8 millones que han huido del país y al menos 26 millones de personas que enfrentan la hambruna. En cuanto a las muertes, no existe un número concreto debido a la falta de registros oficiales, pero estimaciones varían entre 20 mil y 150 mil fallecidos.
La República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda se encuentran en una especie de "guerra no declarada", con diversos grupos armados de ambos países en conflicto por el control de las zonas fronterizas. Estas regiones son ricas en recursos naturales, y sumado a las motivaciones étnicas, las disputas territoriales han causado graves estragos en África.
Los protagonistas de estas batallas son el Movimiento 23 de Marzo (M23) y los grupos Wazalendo, los cuales son apoyados por Ruanda y RDC respectivamente. Ambas organizaciones armadas han cometido gravísimos crímenes y delitos de lesa humanidad tanto entre ellos como a la población civil.
Un acuerdo de paz fue firmado recientemente, el cual fue criticado duramente por instituciones internacionales debido a la omisión de búsqueda de justicia y reparación para las víctimas del conflicto. "Al no hacer frente a la impunidad de los terribles crímenes cometidos en el este de la RDC, el acuerdo pierde la oportunidad de abordar eficazmente un factor que desde hace largo tiempo impulsa el conflicto", señaló Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
La contabilidad de decesos ha sido compleja, también dificultada por la falta de instituciones en la zona. Aún así, en marzo de este año, Reuters indicó que el gobierno congolés afirmó que registró al menos 7 mil fallecidos, mientras que la contraparte ruandesa no ha entregado una cifra oficial.
La guerra civil en Birmania se enmarca en las secuelas tras el golpe de Estado de 2021, cuando las fuerzas militares se tomaron el poder. Desde entonces, diversas agrupaciones armadas se han establecido en distintas zonas del país, desatando un conflicto total entre civiles, paramilitares y soldados.
El Tatmadaw, junta militar del Ejército, Fuerza Aérea y Armada, fue quien tomó el máximo poder del país. Pero a finales de 2023 y principios de 2024, las fuerzas oficialistas comenzaron a perder terreno ante los rebeldes, luego de una ofensiva coordinada y deserción masiva entre sus filas.
Según información de Armed Conflict Location and Event Data (ACLED), hasta el 4 de julio eran al menos de 82 mil muertos. Además, la Organización de Naciones Unidas fijó en más de 3 millones y medio de personas desplazadas y refugiadas, hasta el 20 de diciembre de 2024.
Todos los años, principalmente durante los meses de más calor, cientos de miles de hectáreas de sabana en la zona central de África son devastadas por masivos incendios forestales. Países como Zambia, Malawi y Zimbabue son los principales afectados, con siniestros que varían entre la espontaneidad y la intencionalidad por distintos motivos.
Los bosques de tipo miombo en África abarcan alrededor de cinco millones de kilómetros cuadrados, los cuales se ven amenazados todos los años por el calentamiento global y expansión de proyectos agropecuarios y de cultivo forestal. Múltiples ONG han denunciado que empresas inician incendios deliberadamente para expandir sus terrenos y fertilizar las tierras, buscando réditos económicos a través de la destrucción de uno de los puntos ecológicos más importante del mundo.
Como pasa con la mayoría de las problemáticas en África, existen escasos registros sobre el daño, por lo que no hay cifras exactas sobre el avance de estos siniestros año a año.
En la región de Xinjiang, China ha llevado a cabo una dura represión de la población uigur. El grupo étnico es de ascendencia islámica, y es la minoría más prominente en el noroeste del gigante asiático.
Detenciones injustificadas, vigilancia extremada e instauración de "campos de reeducación" son algunas de las polémicas medidas sociales que el régimen comunista ha instaurado contra los uigures. Asimismo, una gran cantidad de denuncias de encarcelamientos arbitrarios han salido a la luz, en lo que ha sido una verdadera persecución contra la etnia.
Diversas acusaciones por violación de derechos humanos han sido elevadas contra China, las cuales han sido tajantemente rechazadas por el país. La postura oficial del Estado asiático es que todo esto se enmarca en sus políticas anti terroristas, implementadas hace décadas.
Portavoces étnicos afirman que se enfrentan a un complejo futuro, pues la represión que viven es sistemática y orquestada por el gobierno central.
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