100 tejedoras de Concepción celebraron su primer "tren tejeril" con viaje a San Rosendo
Con 100 tejedoras de todas las edades se celebró el primer "tren tejeril" del Gran Concepción, que abordaron con rumbo a San Rosendo. En un viaje lleno de risas, esta comunidad rescató el tradicional pasatiempo y oficio del tejido, mientras aprendían y disfrutaban junto a sus pares.
La actividad que organizó Lanas Punto Color se inspiró en un viral de Andrei Kurochkin, donde tejedores suben de a poco al metro hasta tomarse un vagón con sus trabajos, para sorpresa de los usuarios. Así, en cada estación del recorrido Talcahuano-Laja recibieron nuevas manos armadas con palillos e hilos.
"Tuvimos el mismo impacto", dijo una de las asistentes, Javiera Castellón, "yo me subí en Los Cóndores. Pero en Concepción, donde más gente se sube, nos miraban como "¿en qué momento pasé a este planeta? Porque se subían al tren y estábamos todas tejiendo", señaló a SABES.
Entre niñas, adultas y abuelas lograron armar una "actividad super hermanable, de verdad fue maravilloso", destacó la bordadora. Resaltando que entre todos se enseñaron nuevas técnicas, aunque "casi no avanzábamos en los tejidos porque nos poníamos a conversar".
La actividad celebrada el sábado 27 de julio contó con apoyo de EFE Sur y las participantes recibieron un descuento en su tarifa. Castellón aseguró que Punto Color desea organizar otro evento para tejedoras de Concepción, "tenemos otras ideas, como un retiro tejeril para pasar más tiempo. Porque se nos hizo corto el viaje".
Tejedoras y bordadoras de Concepción celebran el Día Mundial del Bordado
El "tren tejeril" es sólo una de las actividades que realiza Lanas Punto Color con tejedoras y bordadoras de Concepción. Esa misma semana también celebraron con anticipación el Día Mundial del Bordado, fijado para cada 30 de julio, con el sorteo de una clase inicial.
Castellón, quien se desempeña como bordadora y tallerista en Lanas Orquídea, señaló que "hemos tratado de entregar nuestro granito de harina para que esta técnica milenaria no se vaya apagando. Sino todo lo contrario, que vaya cada vez creciendo más".
Por lo mismo, llamó a que más personas se unan y desarrollen sus habilidades. "Esto es una técnica de destreza, de paciencia, de tecnicismo, de colores y de saber combinar. También, siempre recordamos que una hora de manualidad, tanto de tejido o bordado, equivale a una hora de meditación. Para la salud mental, esto ayuda infinito", agregó.
Con 15 años en el bordado, Castellón también educa a sus hijos en esta técnica y lo retrata en Crece con Hilos. "Lo más probable es que ellos aprendan igual y ellos después se los enseñen a sus hijos y así volvemos a la tradición de antes", reflexionó.
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