“Agua del Obispo”: Buscan dar valor a una histórica estructura instalada camino a Hualqui
Hace pocos días, se instaló una placa con la historia del “Agua del Obispo”, estructura ubicada en el límite de la Comuna de Hualqui y Chiguayante. La iniciativa, que reúne el esfuerzo de varias instituciones, busca destacar su gran valor patrimonial.
El histórico hito data del siglo XVIII y también fue el lugar de toma de agua para los Ferrocarriles que cubrían el ramal Concepción San Rosendo. El “Agua del Obispo” debe su nombre al Obispo de Concepción quien se detuvo en dicho sector para disfrutar de una bella y frondosa vertiente de agua tras sus viajes de evangelización desde Rere.
La iniciativa reúne al Museo Casa Cano de Rere, la Municipalidad de Chiguayante y de Hualqui, así como también las Cámaras de Comercio respectivas. Con la instalación de la placa se buscó mostrar el valor del "Agua del Obispo" y sumarse a las iniciativas dentro del Mes del Patrimonio en Chile.
Placa del “Agua del Obispo"
En la placa que instalaron se relata, bajo la forma de escritura del siglo XVIII, que el Obispo de La Concepción, Francisco José Marán, quien gobernó desde 1780 hasta 1795, “después de una ardiente jornada de verano, hizo alto con su comitiva en un paraje poco distante del pueblo de Hualqui para tomar un corto descanso bajo el ramaje de algunos corpulentos robles que ofrecían amigable sombra”.
Se añade que “a la vista de los viajeros se extendía un hermoso panorama: el Biobío. Una de esas rápidas y caprichosas vueltas, le obligan a dar a los cerros entre los cuales corre aprisionado (...) casi junto a la comitiva brotaba una fuente de agua cristalina y pura, que de solo mirarla se hacía apetecible. (…) el suave murmullo que la corriente producía entre las piedras, se ofrecía espontáneamente llamando la atención de los viajeros fatigados por la marcha y el calor. El obispo se acerca a beber de aquella agua y exclamó: ¡ Bendito sea Dios, que en su sabiduría supo dar tal majestad y belleza a estos encantadores paisajes y bendito sea, porque en su bondad le dio a la tierra tanta fecundidad”.
El obispo “levantó su diestra en alto y con voz grave y reposada (dijo): - ¡Bendiga el cielo esta fuente, así como la bendigo yo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo!”.
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