Cacerolazo "a la cubana": Golpean ollas en La Habana por apagón de varios días tras paso de Ian
Los cubanos protestaron en varios barrios de la capital, La Habana, que continuaban el viernes aún sin luz después de una noche sofocante de golpes de cacerolas y aplastar a los mosquitos cuando el país entró en su tercer día de apagones luego del azote del huracán Ian.
El huracán, que se desplaza hacia el norte a lo largo de la costa sureste de Estados Unidos, provocó el colapso de la red eléctrica de Cuba previamente esta semana, al dejar sin energía a la isla de 11 millones de habitantes, arrasando casas y campos agrícolas.
Sudando en la oscuridad a última hora del jueves y hasta el viernes en la mañana, algunos habaneros salieron a la calle a protestar golpeando ollas, un método tradicional de expresar el descontento en América Latina, pero que antes rara vez se empleaba en Cuba.
Jorge Luis Cruz, del barrio de El Cerro, en La Habana, estaba en la puerta de su casa el jueves por la noche golpeando una olla de metal y gritando con rabia. En las calles aledañas a su casa se oían decenas de personas golpeando cacerolas desde las terrazas y tejados en medio de la oscuridad.
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"Esto no funciona, ya basta", expresó Cruz a Reuters. "Toda mi comida está podrida. ¿Por qué?. Porque no tenemos electricidad".
Cruz comentó que su familia no quería que saliera a la calle por miedo a que lo llevaran a la cárcel. "Que me lleven", indicó.
Luis Antonio Torres, jefe del gobernante Partido Comunista, en La Habana, dijo a la televisión estatal que los trabajadores de la energía habían logrado un progreso significativo en la restauración del suministro eléctrico en la capital.
"La Habana tiene hoy más del 50% de su sistema eléctrico recuperado y alrededor del 60% de los clientes ya tienen electricidad", comunicó Torres.
Pero al mediodía del viernes seguían surgiendo protestas dispersas en algunas zonas de La Habana, aunque en gran parte se limitaban a barrios donde las luces aún no se habían encendido.
"Yo creo que protestar es un derecho, pero es un derecho cuando los responsables del Estado están dejando de hacer lo que les compete". Y "las protestas de ayer, en lugar de ayudar, frenan el cumplimiento de esa misión", agregó.
Las protestas en las calles de Cuba son muy poco frecuentes. El pasado 11 de julio, concentraciones antigubernamentales, las mayores desde la revolución del exlíder cubano Fidel Castro en 1959, sacudieron a la isla.
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La policía detuvo a más de 1.000 personas, según estimaciones de grupos de derechos humanos, y cientos de manifestantes siguen en la cárcel, según cifras oficiales.
El gobierno cubano afirma que las personas que encarceló fueron juzgadas justamente y declaradas culpables de vandalismo, agresión y, en algunos casos, sedición. Sin embargo, grupos de derechos humanos afirman que fueron sometidos a juicios falsos y encarcelados injustamente por ejercer su derecho a la libertad de expresión y de protesta.
Un periodista de Reuters confirmó la existencia de cacerolazos y pequeños grupos que protestaban pacíficamente en la calle en otras zonas de la ciudad el jueves por la noche y el viernes por la mañana.
En el Vedado, un barrio más exclusivo, alrededor de 100 personas se habían reunido frente a una oficina local del Partido Comunista a última hora de la noche jueves.
Dos funcionarios gubernamentales uniformados, uno con un altavoz explicó el tema de la electricidad, pero sus argumentos
fueron rápidamente ahogados por los gritos de la multitud, que
exigió luz y agua. Informes en redes sociales mostraron pequeñas protestas en La Habana y algunas el viernes fuera de la ciudad.
"Blackout"
Las comunicaciones por Internet, por teléfono móvil y fijo, cayeron el jueves en La Habana poco antes de las 21.00 hora local (0100 GMT del viernes). El tráfico de Internet se redujo a cero durante aproximadamente siete horas, según la firma global de monitoreo NetBlocks.
"El apagón de internet limitó las voces de las protestas y
bien puede tener un elemento de intención dado que no hubo
factor externo registrado en ese momento que provocó la
interrupción", dijo a Reuters Ian Toker, director de NetBlocks.
"El incidente es consistente con el patrón de interrupciones que hemos rastreado durante períodos previos de inestabilidad política", añadió.
El gobierno cubano no respondió a una solicitud de Reuters de comentar acerca de las comunicaciones que habían caído el jueves por la noche.
Las temperaturas sofocantes y abundancia de mosquitos, combinados con la amenaza del dengue, tenían los nervios a flor de piel de los cubanos.
"Todavía no tenemos luz y nadie nos dice por qué", dijo Tiare Rodríguez, de 54 años, residente del barrio 10 de Octubre de La Habana. Ella se había unido a un pequeño grupo que golpeaba ollas y se movía por la calle, con demasiado calor para permanecer en su casa.
"Nuestra comida se está desperdiciando, la leche de nuestros hijos se ha perdido. ¿Quién la repondrá?", preguntó. "Nadie".
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