El mundo de una abuela ucraniana de 92 años que se reduce a un sótano
Después de sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial, Maria Nikolaevna vivió una vida ajetreada y plena, criando a dos hijos, trabajando como ingeniera en la industria aeroespacial soviética y cultivando un hermoso jardín en la casa familiar de la ciudad ucraniana de Járkov.
Al envejecer y morir su marido, Vasilii Emelianovich, sus horizontes se redujeron a los confines de su departamento en un segundo piso, la vista desde la ventana de los niños que jugaban en los columpios y las visitas de su hija, que vivía cerca.
Cuando la guerra volvió este año y las bombas cayeron sobre su edificio tras la invasión rusa de Ucrania, el mundo de Maria se redujo aún más: a los confines de un sótano al otro lado de la ciudad.
Durante los últimos cuatro meses, Maria, de 92 años, ha vivido bajo tierra con su hija, su yerno y el gato de la familia. Su única visión de la luz natural es sentada en un portal al pie de las escaleras que dan a la calle.
Járkov -la segunda ciudad más grande de Ucrania, en el noreste, cerca de la frontera rusa- resistió un asalto ruso que llegó a sus afueras en los dos primeros meses de la invasión, pero ha soportado un bombardeo casi diario en el último mes tras un periodo de relativa calma.
Con sus dos casas ahora inhabitables, la familia vive en el limbo en el sótano del bloque de departamentos de un amigo.
Maria sufre problemas de movilidad, pérdida progresiva de memoria y confusión que se ha agravado desde el ataque a su casa.
"Ha olvidado cómo es la ciudad, está confundida y no sabe a dónde ir, qué hacer, cómo acostarse, cómo dormir, cómo esconderse", dijo a Reuters su hija Natalya, de 58 años. "No oye bien, así que tenemos que escribir las cosas. Fue muy difícil -todavía lo es-, pero hemos encontrado la manera".