¿Por qué la bandera de Chile flamea en el Morro de Arica?
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¿Por qué la bandera de Chile flamea en el Morro de Arica?


Por Redacción Sabes | 07 Junio 2022 19:11
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El 07 de junio del año de 1880, sucedió una de las muestras de coraje, arrojo e ingenio que más representan al soldado de a pie “nuestra gloriosa infantería”, que una y otra vez ha cubierto de honor a nuestra patria.

La tarea era titánica, conquistar el inexpugnable morro de Arica, cuya defensa y protección, hacían de este un bastión casi inalcanzable.

La preparación de esta tarea se materializa después de la batalla de Tacna, y se debía ejecutar ya que Arica era el último reducto que resistía, en la norteña región ya conquistada por las tropas chilenas.

La misión era compleja, considerando que ocupar esta plaza no era fácil, esta guarnición, se hallaba fortificada y con un sistema de artillería que cubría casi todos los flancos, tres fuertes en los terrenos más bajos de la ciudad situados al norte, y tres fuertes en el morro, a lo anterior se agrega un complejo sistema de minas, las que eran controladas por un ingeniero peruano.

El comandante elegido para cumplir esta tarea fue el Coronel Pedro Lagos, designado directamente por General en Jefe de las fuerzas chilenas, el General Manuel Baquedano.

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El Coronel Lagos se destacaba por su prolijidad para el cumplimiento de las tareas asignadas, principalmente a la hora de planificar, en donde personalmente ejecutaba los reconocimientos a fin de poder observar cada detalle del terreno y las posibles ventajas o desventajas que enfrentarían sus tropas.

La astucia que lo destacaba, la había obtenido de campañas anteriores, en particular en las de Arauco, donde aprendió que la velocidad y la sorpresa son aspectos fundamentales para derrotar al adversario.

Considerando las características del escenario (terreno), las fortificaciones y la cantidad de tropas que lo guarnecían, es que Lagos elaboró su plan, dejando por sus capacidades de combate, en un papel preponderante del asalto al morro, a las unidades de infantería y a la caballería para cerrar la posible retirada del adversario.

El plan elaborado disponía que un regimiento atacaría por sorpresa el “Fuerte del este”, y otro regimiento sobre el “Fuerte Ciudadela”, este regimiento debía dividir sus esfuerzos, el primer esfuerzo con un batallón apoderarse del fuerte, y con otro batallón controlar las zanjas y otros reductos menores en el ascenso al morro, finalmente el tercer regimiento se mantendría como reserva y la caballería con las tarea de cortar la posible retirada del enemigo.

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El día del ataque había llegado, se distrajo al adversario la noche anterior con fogatas que simulaban que las tropas descansaban, mientras los batallones marchaban en la penumbra, iluminados por deseo de conquistar la cumbre, a las 06:00 de la mañana, las tropas chilenas recibieron los primeros tiros del oponente en los fuertes del norte, pero la infantería chilena mantuvo el ímpetu de su ataque, logrando que los defensores se replegaran al morro.

A esa misma hora, las otras unidades cargaban contra los fuertes del este  los que lograron avanzar con grandes bajas pero su arrojo y valor, les permitieron mantener el ímpetu del ataque.

Ya cercanos al morro, ni el fuego de la artillería, ni el de la fusilería frenaban el avance arrollador de las tropas chilenas, fueron el 3° y el 4° de línea los que llevaron el peso del asalto, en el fragor del combate y por el ímpetu de algún soldado, se escuchó un heroico “al morro muchachos” desatando el avance aguerrido y tenaz de los bravos infantes, el asalto final para conquistar el morro gordo, se inició a las 07:00, logrando en tan solo 55 minutos el control completo del morro, los caídos en el combate son testigos del sacrificio final, por lo que es justo destacar, la valentía de ambos bandos, que quedó grabada a fuego en tan sublime combate, cayeron entre otros, el comandante del 4° de Línea Teniente Coronel Juan José San Martin y por parte de los defensores el Coronel Francisco Bolognesi Cervantes.

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Es indudable que para cumplir tal hazaña, fue necesario un gran y astuto plan, pero principalmente el valor de los soldados de la gloriosa infantería y sus comandantes.

En Santiago un día después del combate, se recibía el siguiente parte: “Señor Ministro de Guerra ¡Viva Chile! Arica asaltado y tomado a la bayoneta. Todos los fuertes en nuestro poder. Manco a pique. Nuestra escuadra fondeada tranquilamente en la bahía. Los honores de la jornada corresponden al 3° y 4° de Línea. Felicito al Gobierno y a la nación por el triunfo más glorioso y completo alcanzado en la presente guerra por nuestro invencible Ejército”.

Este hecho de armas, relatado brevemente , sólo confirma que la Infantería chilena fue, es y será la reina de las batallas, es ella, la que realza los valores y virtudes del soldado que sacrifica a pecho descubierto, todo por la patria y sus compatriotas, la que demuestra un arrojo excepcional, la de estirpe tan guerrera, la de centenaria historia.

Este 07 de junio, es justo recordar tan glorioso triunfo de las tropas chilenas, agradeciendo a los “infantes abnegados, falange incontenible en el combate, que son el nervio y corazón para sus afanes y que nada les es imposible ya que son guiados por el pabellón”

“Honor y gloria a los Infantes de Bronce”

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