Bicicleteando ando

Este 3 de Junio es el día Mundial de la Bicicleta, declarado en abril del 2018 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Mostrando así un mensaje en donde la bicicleta pasó a ser parte de toda la humanidad ya que les sirve a todos, ayudando a la lucha contra el cambio climático, como también a la congestión vehicular y sobre todo a la contaminación. Hoy más que nunca, es un medio de transporte seguro contra el contagio de la pandemia y también una herramienta que se ocupa como medio de transporte para trabajar en deliverys.

En otro sentido, la bicicleta entrega muchos beneficios para la salud como por ejemplo mejor calidad de vida, menos estrés, ayuda a disminuir depresión y ansiedad, mejora las funciones cardiovasculares, menor riesgo de hipertensión y entrega más expectativa de vida.

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Este gran invento del siglo XIX fue realizado por el alemán Karl Drais diseñado en madera y se movía, pero apoyando los pies de forma alternativa en el suelo. Luego de varios cambios y evoluciones, se logró una primera bicicleta, pero esta vez con pedales, diseñada por el escoces Kirkpatrick Macmillan sufriendo varias modificaciones sobre todo en el tamaño de sus ruedas hasta llegar al modelo actual que se considera como un gran e importante medio de transporte.

A nivel mundial varias ciudades han pensado la bicicleta como medio de transporte incorporando ciclovías dentro del sistema vial como por ejemplo el caso de Canadá, donde a comienzo de los años 80´se diseñó y construyó la primera ciclovía implementado un sistema de bicicletas compartidas a gran escala. En la década de los 90 fue el caso Noruega, donde la bicicleta pasó a ser parte de un medio de transporte relevante en la administración y política del país participando como un elemento fundamental dentro del Plan Nacional de Transporte Noruego.

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Hoy en día las calles deben ser pensadas y diseñadas para que todo tipo de gente se mueva, ya sean los ciclistas, los buses, automóviles, etc. Debe existir una infraestructura de ciclovía de forma segura, apoyadas por diferentes campañas tanto jurídicas, éticas como morales que puedan proteger a los usuarios más vulnerables, entre ellos a los usuarios de bicicletas.

Pensar en la bicicleta como un conector de trayectos a través del transporte público también es un incentivo, no es necesario tener una bicicleta propia, cada vez es más común los sistemas de arriendo de bicicletas públicas, lo cual facilita los viajes multimodales y elimina la preocupación de dejar estacionada la bicicleta propia y que ésta sea robada. Por último la sinergia entre la bicicleta y su usuario fomenta el compromiso social ya que entrega una conciencia de forma inmediata del entorno local donde circula.

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