Se disfrazó de hombre para cumplir su sueño
Jeanne Baret fue la primera mujer en dar la vuelta al mundo. Como lo hizo en tiempos en los que se prohibía el abordaje de mujeres en los barcos, cambió su aspecto y se disfrazó de hombre para pasar desapercibida.
Ejemplos de mujeres luchadoras y que dejaron legados hay por montones.
Hace pocos días, gracias al banner de Google, conocimos la vida de Jeanne Baret, quien, usando el pseudónimo de Jean, viajó por el mundo recolectando muestras biológicas y de plantas medicinales.
Jeanne no tuvo opción y finalmente se disfrazó de hombre, en tiempos en los cuales no se permitía el ingreso de mujeres a los barcos.
Navegó miles de kilómetros escondiendo su verdadera identidad, dejando a su haber un tremendo legado cultural y natural.
Se convirtió así en la primera mujer que dio la vuelta al mundo.
Durante dos años sobrevivió escondiendo su identidad, vestida de marinero, a bordo de un barco que tenía como objetivo una exploración marítima.
La acompañaba el amor de su vida, un viudo botánico que fue invitado para recolectar muestras a lo largo de la travesía.
Salieron de Francia cruzando Brasil, la Patagonia y el Estrecho de Magallanes, entre otros destinos, en una aventura que tardó un par de años.
Expulsada por ser mujer
Tuvieron un hijo y tras ser descubiertos, ambos fueron expulsados de la nave, debiendo pasar siete años en las Islas Mauricio, al suroeste del Océano Índico. Allí dieron en adopción al niño y tiempo después él murió.
Posteriormente, Jeanne se casó con un oficial francés con quien pudo terminar su sueño de dar la vuelta al mundo.
Reconocimiento
Pasaron años antes de que se le reconociera su participación en la expedición. Finalmente, el capitán del barco en su testamento la mencionó como la asistente que circunnavegó junto a 300 hombres a su mando, lo que permitió que recibiera una pensión por parte de la Marina francesa.
Su enorme aporte al estudio de las plantas no pudo negarse. Se habla de 3.000 especies nuevas descubiertas por Jeanne y su compañero de viaje y que regresó a su hogar con más de 6.000 muestras.
El mismo rey Luis XVI reconoció sus méritos, aunque sólo como ayudante de botánico. De todos modos, valorizando su aporte, le dejó una renta vitalicia y la describió como “una mujer extraordinaria”.
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La historia de Jeanne Baret nos parece lejana, pero en cierto modo, hasta nuestros días, es posible ver micromachismos en distintas instancias, que llevan a la mujer a esconder su femineidad a fin de ingresar en espacios tradicionalmente entendidos para hombres.
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