Al César lo que es del César
Fotografía: AMRBB

Al César lo que es del César


Por Redacción Sabes | 19 Abril 2020 10:50
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El ministerio de Salud, mediante la subsecretaría de Redes Asistenciales, decidió inyectar 5 mil millones de pesos a la Región del Biobío para enfrentar la pandemia del Covid-19, enfocados en los servicios de Concepción, Talcahuano, Arauco y Biobío. Una jugada sutil, elaborada, que deja en jaque a aquellos alcaldes que exigen, con cada vez más fuerza, una injerencia que no tienen ni debiesen tener en esta pandemia.

Hemos sido testigos de como los alcaldes se han extralimitado en sus facultades e inclusive han justificado su actuar doloso, en que aún conociendo de las limitaciones que su cargo ostenta, lo harían de nuevo. Las democracias erigen, construyen y validan instituciones, entre ellas las reglas de convivencia, no se las saltan como las dictaduras (algo que al parecer los ediles aún no logran comprender del todo).

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Al César lo que es del César diría un católico o pastelero a tus pasteles resonaría a la salida de una panadería. Pero, de un tiempo a esta parte, sucede que los alcaldes han rasgado vestiduras con tal de acaparar voces, cámaras, radios, cuñas y cuanto lugar exista en la esfera pública con tal de destacar. Fueron, hasta hace no muy poco tiempo atrás, constitucionalistas y ahora son epidemiólogos, expertos en la contención de pandemias, versados en el derecho laboral para interpretar y criticar profundamente el dictamen de la Dirección del Trabajo e inclusive economistas para hacer observaciones y quejas a los programas emanados de mesas transversales -con expertos incluidos de lado y lado- de La Moneda. Parece que hubiesen obtenido un PhD en chantaje, dar manotazos de ahogado o en llamar la atención. ¿Cómo planean realmente colaborar en esta emergencia si no respetan a las reglas ni dan un paso al costado en pro de quienes si tienen competencias para estas emergencias? ¿Cómo pretenden gobernar sus comunas, si no son capaces de gobernarse a sí mismos? Recordemos al filósofo Ortega y Gasset un segundo: “Ser emperador de sí mismo es la primera condición para imperar a los demás”.

El deber de nuestros representantes comunales en este adverso escenario, debiese ir por asumir que no tienen ni saben todas las respuestas, que si poseen un conocimiento más profundo respecto de sus territorios debiesen colocarlo a disposición de las autoridades sanitarias y del ejecutivo. Hoy más que nunca es menester la responsabilidad en el ejercicio de sus funciones y el cargo. El ex primer ministro británico Winston Churchill fue muy claro al señalar “el precio de la grandeza es la responsabilidad”.

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Si lo que hoy se busca es salir airosos, o lo menos afectados por esta pandemia, -y no precisamente ostentar una mayor figuración pública por la elección que se les avecinaba a los ediles-, no caer en la demagogia es un imperativo del cual los alcaldes no debiesen dar la espalda.

En estas circunstancias es cuando realmente afloran los liderazgos políticos, que saben interpretar y apaciguar los conflictos sociales mediante el uso de herramientas institucionales a las cuales echar mano y no a inventar la rueda con tal de llegar primero en la carrera de la visibilidad. Estén a la altura de las circunstancias, sus comunas y el país hoy lo exigen. No es momento de mezquindad ni de pataletas, es momento de sobriedad, eficacia y grandeza.

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