Küme Mongen
El mundo está en crisis y es más profunda de lo que queremos creer.
Por más de 200 años en América y desde un poco antes en EE.UU y Francia, se ha construido un modelo de relaciones humanas y productivas alienadas de la naturaleza y de lo consuetudinario, se crearon modelos educativos que tuvo como propósito perpetuar esas formas de entender la realidad y las relaciones, se escribió una historia donde se validó todo lo anterior a través de un relato binario desde lo político, ético, moral y estético, generando construcciones basado en categorías entre los que son “pipiolos” o “pelucones”, “civilizados” o “bárbaros”, “impíos” o “creyentes”, entre otras semánticas.
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Somos herederos de este modelo, de una sociedad liberal con un modelo capitalista glorificado en el consumo, el librecambio, individualista y patriarcal. Estamos en una crisis profunda donde nuestros procedimientos científicos de busca de soluciones desde lo tradicional no está dando resultados, más modelo neoliberal es menos real en el contexto actual. Nos dimos cuenta que somos reproductores del problema.
Desde la literatura científica se plantea drásticamente que si la humanidad no cambia su estilo de desarrollo, en menos de un siglo colocaremos en serio riesgo la supervivencia del planeta y del género humano. El Superhombre murió y lo mató el mismo hombre.
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Y desde la “nada” surgen estas formas de resistir los embates de las crisis, la común unión de las partes, la colectivización de problemáticas para la construcción de soluciones colaborativas, de conocerse desde su historia para reconocerse como un actor dentro del ecosistema sociocultural. El equilibrio, la armonía con el entorno y sus actores, lo productivo de la mano con lo sostenible, es decir un buen vivir. Nuestros pueblos originarios, las primeras naciones fueron protectores de este buen vivir, Küme Mongen en Mapuzungun.
Más que sólo buscar soluciones foráneas, miremos nuestra historia y conocimientos ancestrales, abracemos y, por alguna vez, saquemos aprendizajes significativos de ella.
Somos parte del problema si no somos actores de la solución.
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