Si votan los mismos…
Esta semana se dio el vamos a uno de los procesos democráticos más importantes que hemos vivido en toda nuestra joven historia republicana. Con el inicio de la campaña del Apruebo y Rechazo de cara al plebiscito del 26 de abril, nuestro país abrió oficialmente la ruta constituyente que podría tener como destino final el nacimiento de la primera constitución con alta participación ciudadana de nuestra historia.
Ciertamente, la elección del próximo abril marca una gran prueba para este proceso, ya que la inaugural gran decisión que debemos tomar nosotros como país es si queremos efectivamente o no una nueva constitución.
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Esta pregunta no deja de ser trascendental, ya que es la primera vez que como ciudadanía decidimos directamente sobre el cambio de un pilar fundamental para todo país como es la constitución. Es por eso que debemos tomarle el peso y la responsabilidad a esta importante decisión que se ha puesto sobre cada uno de los y las mayores de 18 años de nuestro país.
Además de esto, esta votación es una instancia necesaria para despejar las dudas sobre, si efectivamente este deseo de nueva constitución que nació en pleno apogeo del levantamiento social, es una demanda que efectivamente la mayoría de nuestra ciudadanía declara como prioritaria y/o necesaria.
Es por eso que más allá de las posturas políticas de cada uno de nosotros, debemos reflexionar y decidir a conciencia sobre si queremos o no una nueva constitución, ciertamente es impajaritable que esta decisión no esté presionada o influenciada por presiones externas o argumentos coercitivos que nazcan de una u otra postura. Más que mal, oportunidades de decidir sobre algo tan trascendental como un cambio constitucional no se dan todos los días, y debe ser responsabilidad nuestra acompañar esta decisión con un profundo ejercicio de conciencia sobre el camino que queremos que tome nuestro país.
Por lo tanto, más allá de la posibilidad de dar palestra a las campañas de cada uno de los bandos o visiones sobre un posible cambio constitucional, es importante que este proceso electoral este acompañado de mucha educación cívica, e información objetiva del valor e impacto que tiene una constitución. Esto con el fin de que no se subvalore la posibilidad de cambiarla, y que no se sobrevalore el real efecto e impacto que este documento puede tener en la vida y en el día a día de los ciudadanos de nuestro país.
Bajo esa lógica, y viendo lo importante de la elección que se nos aproxima, lo que sería más nefasto para nuestra república y para todo este proceso constituyente, es que independiente de cuál sea el resultado de estos comicios, que quienes vayan a votar el 26 de abril, sean el mismo 40% que ha votado en las últimas elecciones. Ya que lo que menos necesita este importante proceso, es contar con los mismos cuestionamientos de legitimidad y de participación con los que hoy nuestra ciudadanía cuestiona a nuestro Congreso y a la presidencia de la república.
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Quizás suene romántico o muy optimista, pero hoy tenemos la oportunidad de definir los lineamentos de la constitución que podría orientar a nuestro país durante los próximos 30 años.
Y además la responsabilidad de decidir si damos curso a este momento histórico o no, está en nuestras manos. Sin duda restarse de este proceso, o no tomarle el peso a la responsabilidad que hoy tenemos como ciudadanos es claramente un acto de irresponsabilidad que ninguno de nosotros se puede dar el lujo de cometer.
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