Del castigo al deseo carnal femenino "El mito de las Tres Pascualas"
El imaginario colectivo del gran Concepción está plagado de leyendas urbanas o mitos sobrenaturales, dando a la ciudad una fisonomía particular que nos da identidad como colectivo humano. Además entendemos el mito y la leyenda como ejemplos moralizadores y educadores de las conductas de las personas a través del miedo y la moral.
Viajando temporalmente a fines del siglo XVIII, periodo en donde Francia se debatía a una revolución, en donde la Corona Española expulsaba a los jesuitas de todo su territorio y EEUU se independizaba del imperio Británico, en el Concepción de la época, tres muchachas llamadas cada una Pascuala, en su condición de mujeres de escasos recursos de la época estaban acostumbradas de su rutina iban a lavar ropa a la laguna cumpliendo su rol de lavanderas, siendo una imagen clásica de las largas hileras de ropa tendida; ya al llegar el alba y culminar su jornada, las tres muchachas emprendían regreso a sus hogares a descansar, caminando con sus atados de ropa sobre su cabeza, cantando y conversando en voz alta. El cuadro de las mujeres lavando sus prendas multicolores daba al paisaje social un carácter particular y con más razón al ser alrededor de la laguna.
Un día llegó hasta la casa de las tres muchachas un forastero en demanda de hospedaje, el que fue acogido gustoso por el padre de las jóvenes. Todos los días al morir la tarde, regresaba hasta la casa el solitario forastero y miraba a las Pascualas que volvían cantando, al aire sus trenzas rubias y su atado de ropa sobre la cabeza.
El joven se enamoró de las tres hermosas muchachas y cada una, en secreto, le correspondió su amor. No sabiendo a cuál de ellas elegir como su esposa, en la noche de San Juan les dio cita a las tres en la orilla de la laguna. A las doce de la noche el forastero remaba, pero desesperado al ver reflejarse en las plateadas aguas a las tres Pascualas, comenzó a llamar: ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! Las tres al sentir su nombre se creyó la elegida y comenzaron a entrar en las traicioneras aguas. Desde entonces, en las hermosas y encantadas noches de San Juan, a las doce, se ve un bote y entre el croar de las ranas surge una voz que llama desesperadamente .
Las leyendas tienen un rol educador, en este caso el deseo y el amor carnal es castigado y más desde la perspectiva de género. Es interesante el ejercicio de leer y releer ciertos mitos y leyendas y el verdadero trasfondo de estos mecanismos de educación popular y los valores que buscan traspasar a las futuras generaciones.
La literatura oral es algo vivo que crece con el niño, reactiva la memoria colectiva, forma parte del patrimonio intangible de la humanidad y es un pequeño gran tesoro que depende de la voluntad de todos para su permanencia en el tiempo.
Autor:
Juan Ignacio Cordero Pérez