Es común escuchar que las mujeres suelen tener más frío que los hombres, pero esta diferencia no es solo una percepción: tiene explicación científica. Según el endocrinólogo de Clínica Las Condes, doctor Patricio Trincado, hay varios factores que influyen en la forma en que hombres y mujeres perciben las bajas temperaturas.
Una de las claves está en las hormonas femeninas, especialmente el estrógeno, que actúa sobre dos zonas del cerebro encargadas de regular la temperatura corporal.
En el blog de la clínica, el especialista explica que “los estrógenos actúan a nivel de hipotálamo e hipófisis interviniendo la regulación de la temperatura, de este modo pueden generar una disminución de la temperatura al provocar efectos de vasoconstricción sutil a nivel de la piel”. Esto hace que las mujeres sean levemente más sensibles al frío ambiental.
Esta sensibilidad al frío funciona como un mecanismo de protección, ya que permite percibir rápidamente los ambientes fríos que podrían afectar el bienestar físico. “Al detectar más eficientemente los ambientes con temperaturas bajas se pueden activar distintos mecanismos que mantienen la temperatura corporal central estable", detalla el doctor.
Otro factor relevante es la composición corporal. Los músculos generan calor, por lo que una mayor masa muscular puede traducirse en mayor producción de calor y mejor adaptación al frío. Sin embargo, Trincado aclara que estas diferencias suelen ser sutiles: “Una mayor masa muscular puede determinar una mayor producción de calor, aumento de temperatura corporal y mayor adaptación a las bajas temperaturas, sin embargo, es una diferencia muy sutil”.
Teniendo en cuenta esto, ahora sabemos que no es solo de "friolentas", sino que hay condiciones fisiológicas que permiten a las mujeres tener menor tolerancia al frío.
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