Más de una decena de cadenas perpetuas dictó la justicia en el Biobío en lo que va de la Reforma Procesal Penal en la zona
Crímenes muy graves se cometieron en el Biobío durante el último tiempo, por el cual la justicia chilena realizó juicios orales con imputados condenados a la máxima pena del sistema chileno; las cadenas perpetuas.
Desde la entrada en vigencia de la Reforma Procesal Penal en la Región del Biobío en diciembre de 2003, los tribunales han dictado 15 sentencias condenatorias con penas de presidio perpetuo, distribuidas en 10 casos de presidio perpetuo simple y 5 de presidio perpetuo calificado.
Entre los casos donde se aplicaron este tipo de penas se encuentran casos de femicidio y homicidio de un menor de 10 años ocurrido en Talcahuano; los crímenes cometidos por la Banda de Los Corbata en Los Ángeles; una violación con homicidio a una adolescente de 16 años en Huentelolén.
Mientras que los casos que tuvieron una condena de presidio perpetuo calificado son por un caso de siete robos con violación y una violación en Los Ángeles; robo con homicidio contra adolescente de 16 años, también en Los Ángeles; el homicidio calificado de un adolescente en Coronel; violación con homicidio de una niña en San Pedro de la Paz y un robo con violación y homicidio de una adulta mayor en la Provincia de Arauco.
La ministra (s) de la Corte de Apelaciones de Concepción, Antonella Farfarello, explicó que “el presidio perpetuo simple exige cumplir al menos 20 años de cárcel efectiva antes de optar a un beneficio como la libertad condicional. El presidio perpetuo calificado, en cambio, exige 40 años efectivos antes de poder postular a beneficios, y está reservado para los delitos más atroces, donde existen agravantes especialmente intensas como ensañamiento, alevosía o víctimas extremadamente vulnerables”.
Farfarello agregó que “para que un tribunal imponga estas penas, debe alcanzar certeza absoluta sobre la responsabilidad penal del acusado, evaluando pruebas sólidas y contundentes —como peritajes forenses, ADN, autopsias y testimonios— bajo los principios de la sana crítica racional. No basta con sospechas o probabilidades; debe haber convicción total”.
En el último tiempo, existe un aumento en este tipo de condenas gravosas lo que según la magistrada Antonella Farfarello “las reformas legales que han endurecido las sanciones -como la incorporación de agravantes vinculadas a víctimas menores, adultos mayores o personas con discapacidad-; y por otro, a investigaciones más eficaces que han logrado acreditar la existencia de violencia extrema, premeditación, ensañamiento y control sobre víctimas particularmente vulnerables, muchas veces en el contexto de violencia de género”.
La representante del Poder Judicial consideró que “desde la mirada ciudadana, estas penas se interpretan como una señal de firmeza del sistema judicial frente a crímenes gravísimos que afectan los bienes jurídicos más fundamentales: la vida y la dignidad humana. Aunque los tribunales no aplican las penas "para dar señales", naturalmente producen un efecto simbólico de reafirmación del Estado de Derecho y protección social frente a hechos tan graves”.
“Las penas de presidio perpetuo en estos casos reflejan no solo la gravedad objetiva de los delitos, sino también la fortaleza del proceso judicial, la eficacia de la investigación penal y el compromiso del sistema en sancionar con el máximo rigor dentro de los márgenes que establece la ley”, cerró.
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