Diversos factores pueden causar que la tierra de tus plantas adquiera una coloración blanca, pero ¿sabes cómo eliminarlo? Aquí en SABES te lo contamos.
Aunque no siempre es un problema grave, es importante estar atento para identificar qué está afectando a tus plantas.
La capa blanca que se forma en la tierra puede deberse al moho o a desequilibrios en el ambiente. A continuación, te explicamos las posibles causas y te damos algunas recomendaciones para mejorar el estado del sustrato y cuidar tus plantas.
Las principales razones por las que el suelo de tus plantas puede volverse blanquecino son la acumulación de sales, los residuos de fertilizantes o la aparición de moho. Este último suele crecer debido al exceso de humedad o a la falta de ventilación, creando un ambiente propicio para su desarrollo.
Por un lado, la acumulación de sales puede ser provocada por un exceso de fertilizantes o por el uso de agua con altos niveles de minerales. Esto puede interferir con la absorción de nutrientes y agua por parte de las raíces.
Por otro lado, el moho suele aparecer por un exceso de humedad y una ventilación inadecuada. Además, puede propagarse fácilmente a las plantas cercanas si no se corrige a tiempo.
Para prevenir la aparición de moho, existen varias soluciones que puedes implementar. Una de las más comunes y caseras es el vinagre blanco. Solo necesitas mezclar una parte de vinagre con 10 partes de agua. Luego, riega las plantas con esta solución y deja reposar durante unas horas. Este método debe aplicarse antes de colocar la planta en la tierra.
Otro método casero muy eficiente es la desinfección con calor. Para hacerlo, coloca la tierra en una bandeja o recipiente apto para horno, extendiéndola en una capa uniforme de aproximadamente 5 cm de grosor. Luego, precalienta el horno a 90-100°C y coloca la bandeja durante 30 a 45 minutos. Al finalizar, deja que la tierra se enfríe antes de usarla.
El último método consiste en desinfectar la tierra con agua caliente. Para ello, coloca la tierra en una olla y vierte el agua hervida lentamente y de manera uniforme sobre la tierra. Luego, deja reposar y cubre el recipiente para retener el calor.
Un método menos casero es el uso de desinfectantes químicos, como el permanganato de potasio o el formaldehído diluido. Sin embargo, estos deben usarse con precaución y siguiendo las recomendaciones del fabricante.
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Johann Millaquipai
Periodista en formación, estudiante de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.