Con un enfoque puesto en la preparación para enfrentar emergencias reales, los bomberos de la Quinta Compañía de Rescate de Talcahuano participan “Misión Rojo Fuego: Salud y Competencia", un exigente programa de entrenamiento físico y nutricional que busca mejorar su rendimiento en situaciones críticas.
Desde rescates vehiculares hasta intervenciones en incendios, un total de 35 voluntarios se están sometiendo a rutinas diseñadas para fortalecer su resistencia, velocidad de reacción y capacidad de trabajo bajo presión, aspectos clave cuando se trata de salvar vidas en escenarios de alto riesgo.
Esta iniciativa forma parte de un proyecto de Vinculación con el Medio de la UNAB y cuenta con el apoyo de las carreras de Entrenador Deportivo y Nutrición y Dietética. Según la académica y encargada del proyecto, María Elena Seguel, “enfrentan demandas físicas extremas, caracterizadas por la activación inmediata y máxima del cuerpo en situaciones de emergencia. Esto representa un riesgo significativo para la salud cuando existe un nivel de condición física deficiente”.
El plan contempla dos líneas de trabajo: una enfocada en bomberos que desean mejorar su salud general y otra en aquellos que representarán a la compañía en competencias internacionales. El primer grupo trabaja en salud cardiovascular y fuerza funcional, mientras que el segundo, compuesto por 10 bomberos, sigue una rutina avanzada que incluye entrenamiento de alta intensidad y un plan nutricional específico, guiado por Rocío Muñoz, medallista de oro en pesa rusa, junto a estudiantes de la UNAB.
El director de la compañía, Jorge Ogalde, recalcó la importancia de esta preparación, considerando que los rescatistas operan con equipos pesados y en escenarios de alta exigencia física. El solo vestuario suma más de 15 kilos, y deben manipular herramientas como cizallas y expansores que superan los 20 kg. “Hemos visto cómo el esfuerzo extremo puede derivar en problemas como lesiones musculares, por ejemplo. Es fundamental que nuestros bomberos tengan una preparación física adecuada para enfrentar estas demandas de nuestra labor manera efectiva”, sostuvo.
La planificación también toma en cuenta la diversidad etaria de los participantes, que va desde los 18 hasta los 60 años, con rutinas y asesorías personalizadas según cada caso. De esta forma, el programa no solo busca potenciar el rendimiento operativo de los bomberos, sino también promover hábitos saludables que les permitan sostener su desempeño físico a lo largo del tiempo.
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