En plena temporada de exámenes, muchos estudiantes recurren a estudiar todo un día o maratones nocturnos de estudio con la esperanza de mejorar su rendimiento. Sin embargo, estas prácticas no solo resultan ineficaces, sino también perjudican la salud física y mental.

Investigadores de la Universidad de Harvard, a través del libro “Make it Stick: The Science of Successful Learning”, identificaron una serie de técnicas basadas en el funcionamiento del cerebro humano que mejoran significativamente la retención de información.

Una de las principales técnicas es escribir a mano en lugar de usar dispositivos electrónicos. Aunque la tecnología es una herramienta habitual en las salas de clases, hecho que ha motivado a crear leyes para restringir su uso, el tomar apuntes a mano favorece la comprensión y ayuda a consolidar los conocimientos.

Lápiz y papel es la mejor técnica para memorizar

Otra estrategia clave es el ‘efecto de esparcimiento’, que consiste en distribuir las sesiones de estudio en varios días. Este enfoque permite que la información se almacene en la memoria a largo plazo, reduciendo el olvido y fortaleciendo el aprendizaje.

Los expertos en psicología también destacan la importancia de realizar autoevaluaciones periódicas. Realizar pruebas técnicas, test, cuestionarios, refuerzan la memoria y permiten identificar áreas que requieren mayor atención, promoviendo el aprender de forma consciente y activa.

También, se recomienda intercalar las materias durante una misma sesión de estudios. Este método estimula distintas conexiones neuronales y mejora la capacidad de aplicar los conocimientos en contextos diversos, en lugar de centrarse exclusivamente en un solo tema.

Además, el descanso es fundamental. Dormir bien previene el agotamiento y contribuye a la consolidación de lo aprendido. El no dormir afecta a la memoria, la capacidad y la atención de resolver problemas de manera eficaz, por eso no es recomendable el no descansar en toda la noche para estudiar.

Implementar estas estrategias propuestas por la Universidad de Harvard ayudará a mejorar el rendimiento académico. En una era más avanzada y en un entorno más exigente, estudiar de manera tradicional, respetando los ritmos del cerebro, puede marcar la diferencia.

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