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Una conmovedora autorización recibieron los pacientes críticos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, luego de dar a conocer un nuevo protocolo que permite la visita de sus mascotas.

Carlos de 80 años recibió la visita de su perro Toby y aseguró estar “muy agradecido y emocionado” por este reencuentro. Además, comentó que “yo pienso que el de arriba me dio una oportunidad más para estar con mi hijo, con mi familia y con mi amigo”.

“Hace cinco años que lo tengo. Me lo regalaron. Una vez fui donde mi hermana porque me iba a dar un refrigerador y fui en un camioneta que me consiguió un amigo. Mientras íbamos a buscarlo, el conductor llevaba tres perros arriba. Pero antes de llegar, uno de ellos se me subió encima. Y dije, me gustaría tener un perrito así. A los cinco días llegó y desde ese día lo tengo”, relató.

Aunque la instancia duró menos de una hora, fue suficiente para iluminar el rostro de Carlos y mejorar su ánimo y disposición con su tratamiento. La enfermera de la UCO, Cynthia Quezada, señaló que el paciente “llegó hablando de su perrito, contaba que veían tele juntos, que eran solitos, y cuando me tocó atenderlo, se puso a llorar porque lo extrañaba mucho. Intentamos imprimir una foto, incluso la dejamos de fondo de pantalla, pero no era lo mismo. Un día que lo habían llevado a hemodinamia, cuando lo fui a buscar venía muy triste, llorando otra vez porque quería ver a Toby”.

A pesar de que Carlos estaba inestable, el equipo logró avanzar en las autorizaciones. “Le pregunté a la terapeuta ocupacional si alguna vez habían traído un perrito a la unidad, y ahí empezamos a mover todo. Hablé con el doctor Palma, que dio la autorización por su estado clínico, y después con mi jefa, que habló con la suya. También contactamos a don Juan, su vecino y cuidador de Toby. Coordinamos todo en poco tiempo, con certificados, traslados y permisos... y lo logramos”, comentó la enfermera.

Cabe mencionar que esta visita se enmarca en un protocolo interprofesional desarrollado por la Unidad de Pacientes Críticos, que establece criterios médicos, logísticos y sanitarios para garantizar una experiencia segura y beneficiosa tanto para el paciente como para el entorno clínico. Este procedimiento contempla la evaluación médica del estado del paciente, el cumplimiento de requisitos veterinarios (como vacunación, baño y control de comportamiento), el consentimiento informado, y medidas estrictas de higiene y control de infecciones durante toda la actividad. La mascota puede permanecer entre 30 y 60 minutos en compañía del paciente, bajo la supervisión del equipo de salud.

“La motivación para implementar este proceso surge de nuestra búsqueda constante por entregar un cuidado más humanizado”, explica el Dr. Carlos Romero, médico intensivista del Hospital y quien fue parte de la creación de este protocolo. El contacto con animales está vinculado con la liberación de endorfinas y la disminución del cortisol, lo que contribuye a reducir ansiedad, estrés y sensación de soledad.

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