
La visita a Chile que modificó el ciclo del Papa Francisco
A las 19:14 del lunes 15 de enero de 2018, el vuelo AZ4000 de Alitalia aterrizó en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez el avión que trajo a Chile al Papa Francisco en su única visita a Chile, la que terminó generando una serie de cambios al interior de la Santa Sede.
La mencionada gira que se extendió por poco más de tres días estuvo marcada por las acusaciones de encubrimiento de los casos de abuso sexual al interior de la Iglesia Católica, y la defensa a ultranza al entonces obispo de Osorno, Juan Barros. “El día que me traigan una prueba en contra del obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en su contra, todo es calumnia”, respondió Francisco al ser consultado por el escenario que se vivía en el país.
Esta visita estuvo marcada por los casos de abuso sexual en la institución, ya que anteriormente hizo alusión a estos casos en varias de sus alocuciones. Pero ese no fue el único punto que marcó la visita, puesto que mostró el desapego que comenzaba a existir entre parte de la población nacional y la iglesia.
Pero el tema de Juan Barros y los abusos en la iglesia siguieron presentes, y tras las declaraciones del Pontífice, las victimas de Karadima tildaron esa defensa como “grave”.

“El Papa desaprovechó una gran oportunidad, de escuchar a la comunidad de Osorno y a quienes hemos afirmado que el obispo Barros había encubierto los abusos de Karadima, con pruebas a la vista, como las que durante años hemos entregado. El Papa ha desoído todos estos hechos y nos ha acusado de faltar a la verdad, y de decir calumnias", cuestionó en ese entonces Juan Carlos Cruz.
Pero Francisco no titubeó y en el vuelo de retorno a Roma insistió en que “el testimonio de las víctimas siempre es una evidencia, pero en el caso de Juan Barros no las hay”.
El cambio del Papa Francisco tras su visita a Chile
Eso sí, estas declaraciones del Papa Francisco marcarían un cambio en el pontífice, puesto que se daría cuenta que algo no estaba bien en la información que recibió por parte del clero chileno.
Por lo que prefirió enviar al Arzobispo de Malta y expromotor de justicia de la Santa Sede, Charles Scicluna, junto al sacerdote español, Jordi Bertomeu, quienes elaboraron un informe de 2.300 páginas, que terminó siendo devastador para la iglesia chilena y que derivó en dos hechos. Uno fue una invitación personal a las víctimas de Karadima por parte del Papa Francisco.
A lo que se sumó el viaje de todo el clero nacional, en donde presentaron su renuncia, la que fue aceptada por parte del Pontífice, en especial al círculo cercano de Karadima y los sacerdotes que estabas cuestionados por encubrir los casos de abuso.
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