
Las mujeres que luchan por visibilizar la epilepsia en Concepción desde hace más de 40 años
Pía Dellarossa fue una de las primeras voluntarias de la Liga Chilena Contra la Epilepsia en Concepción. Su hijo mayor, David, manifestó la enfermedad en una época en la que a estos niños "se les escondía" pero ella, como madre orgullosa, lo llevaba a todos lados, señaló a SABES.
En 1982, el Dr. Wernem Martin reunió a 35 mujeres para apoyar a pacientes, cuidadoras y familias durante el tratamiento. No sólo acercando los escasos medicamentos a la ciudad, también haciéndolos asequibles para quienes no podían costearlos. Una aliada importante fue Malvine Vögelfanger, heredera alemana que dos años más tarde les donó la casa de Angol 341, donde siguen operando.
Una meta de la organización "desde un principio fue sacar la epilepsia de las sombras, para que el paciente no sea estigmatizado", indicó la trabajadora social Verónica Rosales.
Dellarossa vivió en carne propia la discriminación, algo que se sentía "terriblemente mal. El 1969 nació mi hijo y en esos años la gente escondía a sus hijos con epilepsia. Pero bueno, yo nunca lo escondí. Yo siempre salía a todas partes con él, siempre del brazo. Me daba rabia cuando la gente me quedaba mirando", relató.
"No se conocía tanto, pero había mucha gente", comprobó la voluntaria cuando empezó a atender al público. En ese entonces, en la Liga creaban fichas de pacientes y les otorgaban crédito para pagar los "tres o cuatro remedios que había".
En base a altruismo y nobleza construyeron una comunidad, a la que David la acompañaba con alegría, ayudándola a hacer galletas y haciéndole compañía. "Le tenían mucho cariño", recordó la señora Pía, de 88 años, en el living de su departamento, mostrando varias fotos de su difunto retoño.

Malvine Vögelfanger, la benefactora
Apenas se entra a la Liga Chilena Contra la Epilepsia se aprecia el cuadro de Malvine Vögelfanger, también conocida como Malvina. Una mujer sencilla que entregó numerosas propiedades de su herencia a instituciones de beneficencia, "lo entregó todo", aseguró Dellarrossa.
La señora Pía la conoció en vida hace más de cuatro décadas, cuando les permitió dejar de arrendar en Chillancito y abrir, inicialmente, en el segundo piso de Angol 341. "Fue fabuloso, nos cambió la vida porque antes pagábamos arriendo. Era antiguo y se tuvo que arreglar. Hoy ha cambiado mucho", contó a este medio.
Una condición del regalo fue "que ella tiene que tener su foto a la entrada, está en la escritura". La otra, que debía pertenecer al grupo de voluntarias, donde Pía es tesorera.
"Muchas personas que vienen se dirán, ¿por qué tendrán esta foto acá? Yo les cuento que ella es nuestra benefactora, que dio mucho por nosotros...", cada vez que Dellarrossa visita la Liga saluda su retrato.

El rol de la Liga Chilena Contra la Epilepsia en Concepción
La Liga mantiene su compromiso inicial de brindar remedios más baratos y apoyar a los pacientes con epilepsia en Concepción. "Hoy día se trabaja como farmacia, tiene un departamento social y tiene voluntariado. Y claro que tiene un alto impacto", comentó Rosales.
Para acceder a servicios médicos, la trabajadora social evalúa a las familias y les entrega beneficios según sus necesidades socioeconómicas.
"Además todos los medicamentos que tiene la Liga cuestan un 20% menos, sobre todo los neurológicos. Entonces eso hace que las personas tengan acceso a comprar sus medicamentos sin tanto problema para mantener los tratamientos", agregó.
La popularidad de la Liga los ha llevado a atender hasta 500 personas diarias. "Está abierta a la comunidad, para toda la comunidad, no solamente de Concepción, sino de la región del Biobío y la región de Ñuble", cerró Verónica.

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