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La última encuesta CADEM da cuenta del impacto que hasta ahora ha generado el Caso Monsalve en el poder ejecutivo. Según esta medición que se hace semanalmente todo el Gobierno se vio golpeado, pero recibieron los más duros impactos en su aprobación la ministra Carolina Tohá que con su baja de 11 puntos pasó a ser la secretaria de estado peor evaluada de todo el gabinete y eso que ella es la jefa de Gabinete.

No pasa desapercibido el hecho además que Tohá es o era la carta presidencial del Gobierno. Según la CADEM el impacto también lo recibió Gabriel Boric que bajó 5 puntos su aprobación, llegando a la más baja desde el mes de mayo, que se midió posterior al asesinato de los 3 carabineros en Cañete.

Los presidentes de la República son personajes que debieran escoger muy bien sus batallas comunicacionales. Este era el caso porque indudablemente era muy importante y había que hablar, pero lo justo y necesario. Un punto de prensa presidencial debiera ser para cerrar temas no para abrir nuevas aristas que fue exactamente lo que pasó con esa ya famosa conferencia de prensa donde sus asesores periodísticos hicieron todo lo posible por callar al presidente. Si el objetivo era el control de daños, claramente Boric falló, causó más daño.

Entendemos que el mandatario tomó esta decisión para dar muestras de transparencias máxima a la opinión pública. No tenemos nada que ocultar, contestaremos todas las preguntas, todas insistía una y otra vez.

Tal vez el presidente pecó de soberbia, a lo mejor sobreestimo sus capacidades de poder explicar lo que había pasado o puede incluso que no se haya dado cuenta de que había zonas grises en el discurso de Monsalve.

¿Por qué debiera ser normal mandar a revisar las cámaras del hotel?, ¿Por qué se le permitió venir al Biobío en una aeronave estatal a darle explicaciones a su familia?, si era una denuncia por violación ¿Por qué no se le pidió la renuncia de inmediato?, ¿acaso ese dato no bastaba por sí solo?, ¿Por qué el exsubsecretario siguió con agenda pública?

Son todas interrogantes que respondió Gabriel Boric, pero claramente las respuestas no satisficieron a los medios, ni a la opinión pública.

Otra arista de este caso es lo que pasó con la ministra de la mujer Antonia Orellana que, al parecer, sino la última fue una de las últimas en enterarse de este hecho, lo que evidentemente mino sus posibilidades de reaccionar adecuadamente frente a la gravedad de los hechos. Este Gobierno se autoproclamó el primero feminista de la historia, claramente decir esto y transformar esta frase en hechos son cosas distintas. El Caso Monsalve se ha transformado en una especie de pantano o de arenas movedizas donde te mueves y sencillamente te hundes más.

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