"El profesor nunca debe dejar de crear": El relato de una de las últimas profesoras normalistas que sigue haciendo clases en el Biobío
En el marco de la celebraciones que se llevaron a cabo la pasada semana por el día del profesor, Sabes.cl conversó con Juana Gutiérrez Córdoba, una de las últimas normalistas que sigue haciendo clases en el Biobío.
Son 55 años de enseñanza, una vocación que inició en las Escuelas Normales y que actualmente desarrolla como coordinadora de actividades extracurriculares y culturales del Colegio Paulo Freire ubicado en San Pedro de la Costa.
De acuerdo al Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, los "normalistas" eran "educadores especialmente preparados en las Escuelas Normales de Chile. Instituciones encargadas de formar a las personas para entregar enseñanza en las escuelas primarias".
Juana fue producto de la reforma de educacional de Frei en 1968. "Después de salir de sexto de humanidades, pasé a los profesionales" explicó la profesora. Para Juana, estudiar pedagogía era muy diferente a lo que es hoy "te decían que el profesor era responsable desde que el niño llegaba a la escuela, hasta que se iba, porque uno es como su mamá".
Un desafío que no era para todos pues, en esos momentos, para llegar a la formación profesional había que postular. "Se postulaba y hacía una selección, cuando estudié yo postulamos 400 y quedamos 120" explicaba la profesora.
La trayectoria de Juana Gutiérrez Córdoba ¿Cómo llegó a ser una de las últimas profesoras normalistas del Biobío?
De acuerdo a lo conversado con Sabes.cl, no era necesario tener un promedio especial, pero sí había que tener una serie de requisitos y pasar una serie de pruebas. Una de ellas, presentarse frente a todos los profesores de la escuela normal.
Con la emoción propia del recuerdo, Juana recordó cómo se preparó para ese día. "Para empezar me tuve que conseguir un traje con mi hermana porque antes una profesora tenía que estar de traje sastre" recordó. Pero al enfrentarse a esos rostros inquisidores no se sentía nerviosa, estaba cómoda con pararse frente a la gente y hablar. Como si hubiera estado destinada para abordar a esas personas sedientas de su voz.
Desde entonces Juana pasó por diversas escuelas rurales y urbanas, ha visto y formado múltiples generaciones, adaptando su métodos a lo que el contexto amerita. "Yo valoro mucho la educación tradicional en ese sentido tenía más libertad el profesor, más creatividad. Ahora a mí hay momentos que siento desilusión por la educación porque está todo muy encasillado" confesó.
Para la educadora esto tiene directa relación con los números y la competencia entre establecimientos a la hora de comparar puntajes. Es por esto que ha decidido ir más allá con sus estudiantes y llevarlos a distintos entornos "con el fin de ampliarles su mundo, que conozcan que hay otro mundo y hay otras realidades fuera" destacó.
Los recuerdos de su vida educativa son extensos, condensar años de profesión en minutos de entrevista la llevó a reflexionar, no solo en la educación actual, sino en lo que podría ser a futuro. "Siempre he sido más o menos transgresora, yo adapto el medio para enseñar el contenido" inició recordando sus pasos por el campo y Lota en la época del carbón.
"Pienso yo que el profesor nunca debe dejar de crear y si es necesario transgredir ciertas normas. Hay que hacerlo, porque el profesor que no se permite ser y no conoce a sus alumnos, vegeta y los desilusiona" enfatizó.
Para Juana Gutiérrez Córdoba un profesor "debe tener siempre la mirada de un niño ávida de aprender. Y eso es lo más lindo que soy, yo estoy muy contenta con todo eso. Y por eso hasta el día de hoy estoy" aseguró. Finalmente con emoción en sus ojos para rectificar que recorrería este camino hasta que sus piernas se lo permitan.
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