Editorial: La gran deuda por alerta sonora para maremotos en costas del Biobío

Hace ya más de una semana que Japón activó la alerta por un supuesto terremoto y maremoto que podría afectar sus costas. En realidad, los nipones hablaron de un Megaterremoto, esa es la definición más exacta. Es decir, hablamos de un sismo cercano o superior a los 9 grados Righter.

Las posibilidades de un Megaterremoto pasaron de un 0,3 a un 2,3 ó 2,5%. Si bien es cierto, un 2% de probabilidades de ocurrencia de un sismo parecieran bajas, este número es muy superior al 0,3 inicial. Esto obviamente motivó la máxima alerta de las autoridades japonesas debiendo incluso el primer ministro suspender algunos de los viajes que tenía programados y dedicarse de lleno a dejar todo listo para reaccionar lo mejor posible ante la existencia de un movimiento telúrico.

Obviamente de ocurrir un Megaterremoto en Japón, Chile podría sufrir las consecuencias de un eventual maremoto generado con un sismo 9 grados -compartimos el mismo mar- y por este hecho el asunto preocupó y muchísimo en nuestro país.

Y aquí de nuevo vuelve la eterna pregunta, ¿estamos debidamente preparados para enfrentar una emergencia de esta naturaleza? Obviamente da la sensación de que estamos un poquito mejor preparados que el año 2010 cuando esto nos encontró con una ONEMI añeja, sin mayores atribuciones, sin elementos técnicos, sin mayor coordinación nacional, con cero posibilidades incluso de contactarse con el resto del territorio nacional en caso de la caída del suministro eléctrico.

Hoy en cambio tenemos una nueva institucionalidad, el Senapred. Con comunicación satelital, con profesionales del riesgo y con un Shoa donde esperemos los controladores esta vez si sepan inglés para recibir las alertas y poder traducirlas. Podríamos listar una serie de diferencias entre lo que hacia la Onemi nacional o al Oremi a nivel regional v/s lo que hace hoy Senapred. Hemos mejorado.

Sin embargo, aún podemos hacerlo mucho mejor. La semana pasada se informó de la entrega de planes de emergencias comunales, pero aún quedan 9 municipios sin entregarlos en el Biobío. Y si vamos más lejos, o más cercanos al 27-F ¿qué pasó con las alarmas costeras sonoras en caso de maremoto?

Han pasado 14 años y es una vergüenza que nuestra institucionalidad, que nuestras autoridades no hayan podido concretar la compra e instalación de estas alarmas sonoras. Si hay una emergencia lo primero que caerá será la luz, se cae la luz y no habrá comunicaciones o al menos se dificultarán, ¿cómo la gente podría enterarse de una alerta de maremoto? bueno, las alarmas sonoras podrían ser muy funcionales para esto, por ello es impresentable que no existan estos dispositivos sobre todo en un país con 4 mil km de costa.

Los expertos afirman que la eventual ola de un maremoto en Japón podría demorarse unas 20 horas en llegar a las costas de Chile, menos mal podríamos decir, porque habrá tiempo para reaccionar. Pero distinto podría ser con la emergencia en nuestro territorio.

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