Una matrona que ayudó a convertirse a otras 800 madres en Concepción: La historia de la matrona que más años lleva en el Hospital Regional
Ser mamá para la mayoría de las mujeres es uno de los hitos más importantes de sus vidas, a raíz de las etapas que vivieron y las experiencias que vendrán en la crianza.
Pero, ¿qué pasa con aquellas mujeres que son madres y que ayudan a que otras puedan ser madres? Una de ellas es María Elena Aravena, la matrona más antigua del Hospital Regional de Concepción, con 20 años de carrera en el recinto penquista, a los que se suman otros 12 años en el norte.
Sobre sus motivaciones para estudiar Obstetricia, Aravena comentó que “yo quería estudiar medicina y no quedé, tampoco tenía la opción de estudiar en una universidad fuera de Concepción porque éramos muchos hermanos estudiando en la Universidad juntos. Si no es medicina, enfermería no quería y dije voy a estudiar obstetricia como segunda opción después de medicina y entré a estudiar a la Universidad de Concepción y fueron los años, salí como matrona y me encantó la carrera".
Al salir de la carrera, le tocó emigrar al norte, en específico a Chuquicamata, por lo que trabajó por más de una década en un centro asistencial en Calama. Allí, las labores de María Elena tendieron a los controles y la prevención de ETS, como el VIH. “Me tocó población vulnerable, mucha población flotante, gente que iba y venía, que abandonaba los controles. En ese tiempo, Calama, se caracterizaba por tener un alto índice de contagio por VIH, entonces nos tocaron todas las campañas, para los profesores, formando monitores para los colegios”.
El retorno a su natal Concepción
A pesar de la experiencia en el norte, echaba de menos el sur, “no había cambios de clima más que el frío o el calor, no había verde, se extrañaba la lluvia, y esa calidez que tiene la gente del sur”.
Una vez que nace su tercera hija, María Elena Aravena decide quedarse en Concepción y una de sus metas es ejercer en el Hospital Regional, cosa que empieza a lograr mediante reemplazos, después logrando un cupo a contrata y finalmente en la planta de personal.
Desde ese ingreso ya han pasado dos décadas, y entre los avances que han existido, Aravena reconoce que “todos los procesos que se realizan han ido mejorando, la tecnología es distinta, la forma como trabajamos. Por ejemplo, cuando ingresé al hospital habían cinco camillas de Ginecología para atención de parto todas juntas en un cuarto consecutivo, por lo que atendíamos muchos más partos”.
Ahora, en cambio “se ha realzado la atención ginecológica, del puerperio, todo lo que se relaciona son las situaciones conexas al parto. También hay clínicas de lactancia, atención del recién nacido y el seguimiento a la mujer que dio a luz”.
La experiencia de una matrona en el Hospital Regional
En estas dos décadas, María Elena Aravena estima que han sido cerca de 800 partos en los que ha participado, de los cuales guarda recuerdos amargos y felices.
De los primeros, rememora la historia de una familia en condición de ruralidad que llegó a dar luz, y el feto nació muerto y con malformaciones. “Vi sufrir mucho a los padres, ya que la señora no lo sabía y ahí uno se pregunta cómo le cuentas a la familia, le muestras al bebé. Ahora, existen otras opciones ante este tipo de cosas”, aseveró.
En casos más felices, se encuentran la opción que tienen los padres de entrar al parto, “eso es bonito, porque te das cuenta de las emociones, ver a una feliz porque todo resultó bien, esas son satisfacciones que te acompañan toda la vida”.
El mensaje que deja María Elena en su experiencia es que “todos los embarazos sean deseados, ya que te vas a controlar, estarás mejor emocionalmente y existirá una mayor preocupación para lograr un buen término. Y ese hijo es para toda la vida, eso hay que tenerlo muy claro”.
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