“Los incendios forestales no son un juego y necesitamos de la colaboración de todos”: Las lecciones que deja en las Conaf los megaincendios de 2023

Un año se cumple del comienzo de los incendios forestales que azotaron a la Región del Biobío y a la zona centro sur del país y que costaron la vida a una veintena de compatriotas a nivel nacional, y calcinaron más de 200 mil hectáreas en este territorio.

Esto valió el despliege de brigadistas de la Conaf, de las forestales, voluntarios de bomberos de todo el país y montar un aparato para ayudar a los afectados que no se veía en esta zona desde el terremoto de 2010. Lo anterior, también valió la visita en varias ocasiones del presidente Gabriel Boric, algo que no había ocurrido en su gestión.

Esta emergencia dejo lecciones a todo nivel, no solo en la forma en cómo se combate, sino que también en la distribución de las ayudas y otras situaciones. Para abordar el balance a un año de estos hechos, el director regional de la Conaf, Rodrigo Jara, abordo en Sabes.cl las lecciones a nivel institucional y personal, además del trabajo colaborativo que dejaron estos incendios.

-¿Qué aprendizajes dejaron los megaincendios del año pasado para la Conaf?

- El gran aprendizaje que nos dejan los megaincendios que tuvimos durante la temporada pasada, es que debemos insistir en la prevención, a través de un trabajo coordinado entre todas las instituciones involucradas, para generar conciencia en la ciudadanía y evitar al máximo posible su ocurrencia. La coordinación es vital también para responder de manera oportuna. Es por ello que este año hemos fortalecido los lazos y generado un aumento en la mancomunión de capacidades y de recursos asociados a la prevención y combate de incendios. La Conaf ha estado trabajando muy de la mano con la Delegación Presidencial Regional del Biobío, el Gobierno Regional, empresas privadas, Bomberos, Senapred, los distintos municipios y las policías y Fuerzas Armadas. Todas y todos hemos entendido que el trabajo conjunto es fundamental para prevenir y responder de manera rápida y oportuna a este tipo de emergencias.

-¿Qué fue lo más complicado para la Conaf?

-Lo más complicado fue, es y siempre será la exposición de nuestros colegas al riesgo de combatir los incendios. Es una tarea sumamente riesgosa, y es por ello que no nos cansamos de insistir en el llamado a la prevención. Los incendios forestales no son un juego y necesitamos de la colaboración de todas y todos. Hemos tenido que lamentar perdida de ecosistemas, infraestructura, y por sobre todo, vidas humanas y  de animales. No queremos que el escenario que tuvimos durante febrero de 2023 se repita. Evitar la ocurrencia de incendios depende de todas y todos, por tanto, la ciudadanía también tiene que asumir este rol de corresponsabilidad y seguir las recomendaciones de las autoridades, para proteger sus entonos y para evitar situaciones de riesgo que puedan generar un incendio.

-¿Cómo valora la colaboración internacional que llegó? ¿Se mantiene el contacto?

-La colaboración internacional que recibimos a lo largo de los años es fundamental para el control de las emergencias. Chile mantiene diversos convenios con países como México, España, Portugal, entre otros, en el ámbito de capacitación y cooperación mutua en el combate de incendios, por lo tanto, estos pueden ser activados en caso de ser necesario.

-¿Qué tan efectivos son para el combate de ese tipo de incendios en la Región los mega tanqueros como el DC-10? ¿Es más conveniente trabajar con el MD87 y el C130?

-Todas las aeronaves cuentan con características distintas y son fundamentales para el combate de incendios forestales. Los aviones cisterna, por ejemplo, permiten lanzar agua pura sobre el fuego o agua con aditivos o productos químicos en su trayectoria. En Chile, generalmente se usa agua sola o agua con espumógeno para generar espuma que cubra el combustible. De menor uso es el retardante de larga duración, a base de sales de amonio.  En tanto, el helicóptero se utiliza para sobrevolar el incendio, evaluando la situación y el desarrollo del combate; para el transporte de personal de brigadas a lugares de difícil y lento acceso, para transporte de equipos y carga, para traslado de accidentados y, por supuesto, para lanzamientos de agua y espuma en lugares donde las aeronaves de mayor capacidad tal vez no puedan llegar. Los aviones de mayor envergadura, como el Hércules C-130, cuentan con una capacidad hasta 10 veces mayor que la de un avión normal, con una duración de lanzamiento de alrededor de 4 segundos. Por lo tanto, todos los recursos aéreos son efectivos en el combate de incendios.

-A nivel personal ¿qué experiencias le dejaron los incendios de 2023?

-Que es un escenario que no quiero que vuelva a ocurrir en mi región ni en cualquier otro escenario del país. El nivel de afectación a nuestros ecosistemas, infraestructura y, por sobre todo, la pérdida de vidas humanas, es algo que siempre vamos a lamentar. En lo personal me tocó ver y estar en escenarios dantescos de fuego y llamas, en donde nuestros colegas brigadistas, Bomberos, Carabineros, Fuerzas Armadas pusieron todo de sí para evitar que tuviésemos mayor afectación, pero también vi mucha solidaridad y resiliencia. Mis esfuerzos durante este año, han estado orientados a que evitemos de cualquier forma que lo que pasó no lo tengamos que repetir, pero para esto, solos no podemos. Necesitamos apoyo también de la comunidad previniendo y denunciando. Los incendios forestales no son un juego, hemos perdidos vecinos y vecinas, hemos perdido, este año, a un colega, por lo tanto no queremos más víctimas. En una sociedad en que cada vez nos cuesta ponernos más de acuerdo en un sinfín de cosas, al menos debemos coincidir todos en que no debemos tener más incendios forestales. Esa es mi gran lección.

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