Concepción, ciudad sísmica y resiliente

El 5 de octubre de 1550, luego de un intento fallido en 1546, Pedro de Valdivia fundó la ciudad de la Concepción en los cerros de la actual comuna de Penco. Su idea era que ésta se transformase en una ciudad tan grande como Sevilla, ya que estaba situada en la bahía más hermosa de las Indias, en sus palabras.

Al poco andar, en 1552, el emperador Carlos V le concedió un escudo de armas. Esta es la ciudad que se ha desenvuelto a lo largo de 473 años, con cambios de diversa intensidad, la mayor parte de ellos debido a los sismos que le afectaron: 1570, 1657, 1730, 1751, 1835, 1939, 1960 y 2010. Estas catástrofes han demostrado la capacidad de resiliencia de la comunidad penquista, que se mantiene incólume.

En estos casi cinco siglos, Concepción pasó de ser una empalizada allende el valle de Penco a una próspera ciudad ubicada desde 1751-1764 en el valle de la Mocha.

Poco o nada queda de esos tiempos, como el muro de La Merced por calle Castellón entre Freire y Maipú, o el pozo de agua a un costado de la Iglesia Catedral de Concepción, ambas del siglo XVIII. Y es que los terremotos han sido nuestros propios arquitectos naturales. Así sucedió en 1835, cuando un sismo echó por tierra lo avanzado desde 1751, y hubo que reconstruir la urbe. En 1939 se volvió al mismo dilema de la reconstrucción, pues otro sismo hizo estragos en la bella arquitectura neoclásica del casco urbano, en las añosas casonas de raigambre colonial y en los conventillos de Concepción.

Miles murieron bajo el peso de los adobes. Pero gracias al impulso de un Estado reconstructor, a través de la Corfo, se logró levantar la ciudad con nuevas líneas arquitectónicas, pero también con técnicas antisísmicas gracias a las cuales aún podemos ver varios edificios en pie pese a los estragos del terremoto de 1960 (que fue una nueva enseñanza para rediseñar y reconstruir según las normas antisísmicas vigentes). Esta incorporación de normas permitió que buena parte de la zona del Gran Concepción sufriera daños acotados, y no se transformase en una tragedia arquitectónica, cuando llegó el 27 de febrero del 2010.

El aprendizaje ha sido largo y con cuotas de crudeza por todo lo vivido por nuestros ancestros. Hoy la ciudad sigue expandiéndose, hacia los lados, pero también con un crecimiento hacia arriba (como ocurrió en Temuco hace un par de décadas), enfrentando nuevos desafíos como el sobre poblamiento urbano, el cuidado del medio ambiente, la disponibilidad de servicios, etc.

Es un secreto a voces que hay áreas en las cuales la ciudad está al borde del colapso, como la situación de las calles y avenidas. Pero, al igual que en el pasado, deberá ser el ingenio humano quien ayude a sacar adelante esta urbe que hoy cuenta con más de 220.000 habitantes. Una urbe que es reconocida como una ciudad universitaria, cuna del rock chileno, y de varias figuras de importancia regional, nacional y mundial, polo de inversión turística y ciudad resiliente.

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