Arreglan reloj en 'La parada del tonto': La historia del icónico punto de encuentro en Concepción
Alegría generó entre los penquistas el arreglo del reloj del Paseo Peatonal, ubicado en la intersección de Aníbal Pinto con Barros Arana. Y es que aquella estructura es considerada como un referente de la identidad local y un símbolo del punto de encuentro más conocido de Concepción: "La parada del tonto”, una esquina que se popularizó a comienzos del siglo XX y que permanece en la memoria colectiva pese a las modificaciones que ha sufrido como consecuencia de distintos terremotos.
Arreglo del reloj
El reloj cívico estuvo roto y detenido por cerca de cuatro años. Sin embargo, una inversión permitió que, durante los últimos días, se reemplazaran sus carátulas de acrílico y mejorara su mecanismo interno.
“Tras la llegada de los repuestos y el trabajo de nuestra Subdirección de Construcciones, pudimos recuperar este objeto icónico del centro de nuestra ciudad, esto parte de las diversas acciones que hemos realizado para recuperar nuestro centro a las que se suman el mejoramiento de luminaria, de nuestra plaza, el trabajo que realizamos con las galerías, entre otros importantes avances, el llamado es a cuidar la infraestructura pública de la ciudad, pues nos pertenece a todas y todos”, señaló el alcalde Álvaro Ortiz Vera.
La historia de la “Parada del Tonto”
La “Parada del tonto” o “Parada de los tontos” recibe su nombre de una expresión coloquial, debido a la espera de pie como "tonto", mientras aparece la otra persona, ya que el esta última no suele ser puntual.
El origen del icónico punto de encuentro de Concepción, la esquina de Aníbal Pinto con Barros Arana, se remonta a comienzos del siglo XX, con la instalación del antiguo edificio de la Municipalidad. Lamentablemente, tras su inauguración en 1916, el edificio sufrió daños por el terremoto de 1939, lo que llevó a la reubicación de la casa edilicia. Un par de décadas más tarde, en 1960, otro terremoto forzó la demolición del recinto.
A pesar de la desaparición del edificio, el lugar de encuentro persistió debido a la tradición local. Y es que, durante todo ese tiempo, los penquistas se reunían allí para realizar trámites o lustrar sus zapatos.
El estudio “Al encuentro del lugar: caso de La parada del tonto en Concepción, Chile”, de Hugo Capellà, destaca que, en los años noventa, la peatonización de Aníbal Pinto y Barros Arana, trajo consigo la incorporación de elementos que hicieron de esta esquina un punto de encuentro aún más valorado por los penquistas. El citado autor destaca que “la instalación de uno de los relojes de la plaza en dicha esquina, así como la ubicación de una pantalla gigante, acentuaron el carácter de reunión de dicho lugar”.
En su investigación, Capellà subraya cómo “la parada del tonto” se ha visto modificada de manera continua por los distintos terremotos que han afectado a Concepción. Sin embargo, “la memoria colectiva” de los penquistas, ha permitido garantizar la continuidad de este espacio como un punto de encuentro.
Relato de 2005
En Internet, se pueden encontrar relatos publicados hace un par de décadas y que resaltaban el carácter patrimonial de este hito urbano. Por ejemplo, en el artículo “Concepción, lugar para vivir”, escrito en 2005, destacan: “¡La parada de los tontos! ¡Esto es Aníbal Pinto con Barros Arana, justo donde están los árboles es la Plaza de la Independencia (...) es el paradero de los estudiantes y le dicen la parada de los tonto, porque como buen chileno, nadie es puntual así que la otra persona se queda esperando, así como tonto”.
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