Editorial: Hay que salvar a Huachipato
Durante el fin de semana un grupo de trabajadores de la Siderúrgica de Huachipato reclamó por el despido de cerca de 60 de sus asociados, pero no lo hizo en contra de la empresa que es lo que habitualmente ocurre, lo hizo en contra del Estado de Chile que no sabe proteger la industria nacional.
Lastimosamente hay historia para esto, sino recordemos lo que ha pasado con empresas como Bellavista Oveja Tomé, toda la industria del calzado en el Biobío (con Gazel y otras), con los malls chinos que ahogan con sus productos baratos, pero de pésima calidad el centro de concepción y ahora último con las noticias de Fanaloza.
Efectivamente por alguna razón el Estado de Chile confunde el libre mercado que es lo que impera hoy como sistema económico, con el capitalismo salvaje que no es otra que dejar a la voluntad del mercado todo lo que pasa con nuestra empresa nacional.
El acero chino se vende un 40 % más barato que el acero de Huachipato y así claramente es difícil competir. El tema no es nuevo; ya el año 2019 trascendieron algunas ideas que barajaban los ejecutivos de la empresa para salvar la siderúrgica, una de ellas era precisamente vender la empresa a los chinos.
Los trabajadores piden una salvaguardia de 25 % al acero chino, aparentemente esta medida podría salvar a Huachipato de sumarse a la larga lista de empresas que han sucumbido al avance de los negocios asiáticos.
Huachipato se construyó en 1946 con ayuda de Corfo. Su presencia de inmediato fue fundamental para la economía regional y nacional. Fue punta de lanza del polo industrial de Talcahuano; hoy en cambio su relevancia está en cuestión, ya no es lo que fue y eso en gran medida se debe la competencia desleal de los asiáticos. Hay que salvar a Huachipato.
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