Editorial: La Naturaleza nos grita que no podemos construir viviendas en cualquier lugar

En Chile hay un déficit de viviendas muy importante. Las cifras oficiales que manejaba el Gobierno el año 2022 cifraban este número en unas 650 mil.

Este hecho, además de otros fenómenos políticos, ha gatillado una serie de noticias de las cuales se ha estado informando con cada vez más frecuencia: aumento de campamentos, asentamientos irregulares, gente en situación de calle y tomas por la fuerza de viviendas que están a punto de ser entregadas a sus legítimos dueños. Así pasó en mayo en la comuna de San Pedro de la Paz.

El déficit habitacional es un asunto grave. Pero en ningún caso este hecho debe llevarnos a tomar la decisión de construir en cualquier punto de nuestra geografía. La Naturaleza nos lo ha dicho en reiteradas oportunidades.

Ahora en junio y en agosto prácticamente nos grita y nos dice que no se debe construir en los lechos de los ríos, ni en los humedales porque el agua tiene memoria y volverá a ocupar esos espacios y por supuesto no se puede construir en dunas.

Pero, ¿qué hacemos entonces?

Todo indica que hay que hacer el trabajo largo, el más costoso en el tiempo, pero el que permitirá a los nuevos propietarios vivir con seguridad. Esto es analizar el territorio, para utilizar una palabra que está muy de moda.

El otro tema -de más largo aliento incluso- es analizar el fenómeno de la centralización.

¿Por qué todos quieren vivir en Concepción, por ejemplo, sabiendo que ya no hay muchos lugares donde construir? Porque tienen acceso a mejores servicios, agua, luz, mejores hospitales, mejor educación, trabajo, etc.

Entonces es muy sencillo hay que descentralizar, para que no todos quieran vivir en la gran ciudad. Sabemos que es un trabajo largo, pero creemos es la única solución viable para no repetir tragedias como las que ya hemos visto en dos oportunidades este invierno y que claramente se volverán mas frecuentes

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