Padres, primeros educadores en sexualidad
Bastante se ha hablado en los últimos días sobre educación sexual integral, contexto en que se debe considerar que los cambios culturales que se han instaurado, y los cuales en muchos casos han sido promovidos por el gobierno, no necesariamente significan un bien para niños y niñas.
Cuando se evalúa este tipo de medidas habitualmente se consideran ámbitos políticos, educativos y sociales, más no antropológicos; lo cual constituye un error, puesto que la sexualidad no corresponde a un elemento o una dimensión del ser humano, sino que corresponde al conjunto de aspectos que abarcan a la persona humana en su totalidad.
Teniendo esto en cuenta, se entiende que los padres son los principales educadores en sexualidad, esto ya que la familia es el espacio afectivo idóneo para el abordaje de ésta, sumado a que los padres están presentes en el desarrollo del hijo desde el momento de la concepción.
Sin embargo, pueden existir escenarios donde los padres requieran acompañamiento, por ejemplo, cuando éstos carecen de las herramientas necesarias para educar en sexualidad, escenario en el cual tendrían el deber de buscar dichas herramientas.
Es aquí donde los colegios pueden tener un espacio, siempre y cuando exista una instancia previa en que los padres puedan constatar que la información otorgada a sus hijos sea apropiada y acorde al desarrollo moral de sus hijos.
Colegio y familia pueden complementarse en cuanto a educación en sexualidad, siempre que el colegio no reemplace el rol prioritario de la familia, y exista un flujo de información que necesariamente contemple la participación de los padres.