Relevancia de la salud mental materna
El primer miércoles de mayo se conmemora el Día de la Salud Mental Materna, con la finalidad de crear conciencia sobre los problemas de salud mental que pueden surgir en el periodo perinatal y erradicar la estigmatización que rodea el hecho de consultar y buscar ayuda profesional.
Los cambios hormonales y la adaptación a los cambios físicos y psicológicos que suceden en el embarazo y postparto pueden gatillar dificultades en el bienestar de la salud mental, siendo la depresión postparto y la ansiedad los más habituales. Un estudio publicado en la revista chilena de Pediatría (2021) indica una prevalencia de 13,9% a 20,9% de depresión y de 41,3% y 44,3% de sintomatología ansiosa elevada, siendo cifras alarmantes considerando que la falta de pesquisa y tratamiento generan efectos a largo plazo para la mujer y el desarrollo de la salud mental de los hijos, ya que afecta el vínculo afectivo con el infante teniendo con ello repercusiones en la vida familiar.
La depresión postparto suele aparecer en los primeros tres meses y se caracteriza por tristeza constante, cansancio extremo y continuo, falta de interés en los cuidados al bebé o excesivo cuidado, pérdida de confianza, de atención y memoria y sentimientos de culpa. Estos síntomas pueden estar acompañados de cambios en el sueño y apetito. Estas alteraciones no deben confundirse con la disforia postparto o llamado también "maternity blues" que acontece los primeros tres días después del parto y no se prolonga por más de 15 días, cuadro habitual que se presenta en el 60 % a 80 % de las mujeres y que es transitorio. Se caracteriza por ansiedad, melancolía y labilidad emotiva, desencadenado por la adaptación hormonal producida postparto, pero gracias a que es transitorio no requiere tratamiento y cede espontáneamente. Si este cuadro se prolonga se debe estar alerta ya que podría estar en ciernes una depresión postparto.
La gran mayoría de las mujeres que presentan depresión perinatal o ansiedad no consultan por miedo al escrutinio público, no buscando ayuda oportuna, lo que genera repercusiones significativas a largo plazo en la calidad de la vida familiar.
Entre las estrategias de prevención están la atención humanizada de la gestación, parto y postparto y las redes de apoyo familiar y del entorno, las que hacen que sea significativo el maternar. Esto se refiere a criar trascendiendo las necesidades biológicas, la crianza no sólo proveyendo alimentación y cuidados básicos sino también protección, amor, contención, calidez, lazos afectivos y emocionales, ingredientes fundamentales para una buena salud mental en los individuos adultos y su interacción en relaciones significativas en el futuro.
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