Así nació Phanter de Concepción: “Venían acá siendo niños y ahora vuelven junto a sus nietos”
La mayoría de los penquistas ha vitrineado alguna vez en Phanter, la icónica importadora ubicada frente a la Plaza Independencia. Por cerca de 60 años, la juguetería que creó Franco Fabbri Landi ha cautivado a niñas y niñas en Concepción. Los trabajadores de sus locales valoran la cercanía con su público y resaltan que muchas generaciones que acudían siendo niños, ahora regresan a comprar junto a sus hijos y nietos.
Su origen en Concepción
Franco nació en Concepción y es hijo de inmigrantes italianos. Desde que era niño, siempre ha sido un “juguetero”. Incluso los fabricaba. Ya siendo un joven estudiante, uno de sus pasatiempos favoritos era el aeromodelismo. Cuando su padre falleció, él tuvo que dejar sus estudios en la Universidad de Concepción. Frente a ello, decidió instalar una pequeña tienda con insumos para ejercer el hobby que, hasta hoy en día, le apasiona. Decidió nombrar su local como “Phanter”, ya que también es fanático de las motocicletas. (Puedes ver la historia de dichos vehículos aquí. Su producción cesó en 1968)
Flor Reyes, vendedora de la importadora, contó que Phanter siempre ha estado ligado a la Plaza Independencia de Concepción. Explicó que en sus orígenes partió en la Galería Olivieri y que, tiempo después, se trasladó acá a la Galería Universitaria.
Vuelven con sus nietos
La trabajadora de Phanter contó que “hay generaciones de clientes que venían acá siendo niños pequeñitos. Ahora ya son abuelos y vuelven junto a sus nietos a comprar”. Explicó que los productos que hacen más conocida a la tienda son los juguetes, ya que “don Franco partió siempre enfocando Phanter como un juguetería, abocándose en niños y niñas, con autitos y muñecas”. También destacó que la importadora cuenta con otros dos locales. Uno de ellos, trae materiales de aeromodelismo, el pasatiempo con el que Franco Fabbri Landi le dio vida a la tradicional importadora de Concepción.
Quienes atienden en Phanter contaron que, dependiendo del año, el juguete de moda varía. Sin embargo, hay uno que no se va de la colorida vitrina de la Galería Universitaria: La muñeca Barbie. Incluso, contó Flor, hay un antiguo cartel con el nombre de la muñeca que está adentro del local. Explicó que está hecho con luces de neón que Franco pidió hacer hace varias décadas. “Muchas clientas se vienen a tomar fotos bajo él, ya que recuerdan sus años de infancia”, explicó la dependiente de la juguetería.
Actualmente, Franco sigue el avance de su querida importadora desde su casa. Sus cuatro hijos continúan con el trabajo en equipo y la constancia que él les enseñó como claves para darle éxito e importancia a su negocio en Concepción.
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