Historias de mujeres cuidadoras: Un rol invisibilizado en la sociedad
En Chile existe un 7,6% de hogares con presencia de personas que sufren de alguna discapacidad y que son dependientes de un otro, en este caso mujeres cuidadoras. En el Biobío se registra un 8,8% de hogares con presencia de al menos una persona de 15 años y más con discapacidad y dependencia funcional, según datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional 2017.
Estas personas reciben atención, en la mayoría de los casos por parte de algún familiar, lo más crudo es que no reciben alguna remuneración ni mucho menos un reconocimiento.
Es el caso de María López (62), jefa de hogar, quien cuida de su esposo, David Cifuentes (65) hace 5 años debido a un accidente cerebro vascular que lo dejó postrado. María era una persona muy activa, trabajaba, participaba de talleres, le gustaba viajar y visitar a sus familiares. Sin embargo, todo eso cambió el 10 de noviembre de 2017 cuando recibió un llamado telefónico de un compañero de trabajo de David, avisándole que se encontraba en el hospital.
El diagnóstico, un accidente cerebrovascular severo. En ese momento solo había dos posibilidades: estado vegetal o la muerte, pero el destino cambió el panorama y dejó con vida a David. Estuvo un mes en estado crítico, no podía comer, hablar o moverse, su diagnóstico era tan desalentador que los médicos sugirieron a la familia que se preparan, sin embargo, quedó con severas secuelas como una parálisis en la mitad de su cuerpo, una afasia global y una apraxia.
El comienzo de una nueva vida
Desde ahí María tomó fuerzas y lo acompañó en cada proceso para su rehabilitación. "Al principio no sabía cómo enfrentar la situación porque no estaba preparada para atender a mi esposo en esas condiciones. Fueron meses muy difíciles porque no nos entendíamos, ya que quedó sin poder hablar. Tuvimos que adecuar la casa a su estado de salud y cambiar completamente nuestras rutinas".
"Muchas veces lloré sola en silencio por la desesperación, porque esto no involucra solo al enfermo, sino que a toda la familia. Pero con ayuda de Dios y de los profesionales del hospital, me fueron enseñando a poder lidiar día a día con su situación", relató María, hoy ya resignada con su nueva vida.
David quedó con el 98% de invalidez severa y actualmente es completamente dependiente de su esposa e hija. A esto se suma las diversas enfermedades que sufre María como la artrosis, hipertensión, hipotiroidismo, problemas al colon y ahora último una enfermedad mixta del tejido conjuntivo, síndrome de Sjogren y dermatomiositis.
Tras estas enfermedades, María comentó que "hay días que los dolores de mi cuerpo son muy fuertes, me cuesta mucho levantarme de la cama, pero tengo que hacerlo porque me comprometí a cuidarlo. Me tomo todos los medicamentos que los doctores me recetan y confío y le pido a Dios todos los días que me de la fuerza para poder cuidarlo hasta que ya no esté conmigo".
No hay duda de que esto ha sido una prueba difícil en su vida, pero como su hija menor dice: "es una super mujer", pues logra día a día enfrentar las pruebas que se le interpusieron en el camino. Aunque no niega que esta labor es totalmente invisibilizada por la sociedad.
Mujeres cuidadoras postergadas
María manifestó su opinión respecto a cómo se aborda la situación de las mujeres cuidadores en Chile, "pienso que el Estado debería tomar en cuenta a todas las cuidadoras y cuidadores de este país, ya que tenemos que postergar nuestras vidas para cuidar un enfermo con problemas severos, porque el trabajo que una hace es sacrificado, debemos aprender a ser enfermeras sin haber estudiado y es algo muy cansador".
Los trabajos de esta mujer son de cuidados intensos 24/7, pues para ella su esposo pasó a ser un hijo más. En su día a día debe bañar a David, vestirlo, preparar su comida, las terapias, visitar al médico, retirar remedios, entre otros quehaceres. "Pero a pesar de todo yo jamás lo dejaría solo", expresó con toda sinceridad.
Por otro lado, se encuentra Mandiola Ríos (52), quien trabaja como técnico parvularia. Hace 4 años desde que falleció su madre, tuvo que hacerse cargo de su hermana María Ríos (60), quien padece de una discapacidad cognitiva. No ha sido una tarea fácil, pero reconoce que toda la labor que realiza para mantener a su hermana sana y con los mejores cuidados lo hace con un profundo amor.
Las hijas y su rol como mujeres cuidadoras
En 2019 falleció la matriarca de la familia a causa de un terrible cáncer de colon. Ella, se hizo cargo de su hija desde que nació, pero su responsabilidad creció cuando María tenía 17 años, edad donde le diagnosticaron su condición.
Sin embargo, luego de este episodio en sus vidas, la responsabilidad recayó en sus otras dos hijas, Mandiola y Orfelina, pero especialmente en Mandiola. Para ella "ha sido una nueva experiencia, porque antes este rol de cuidar a mi hermana con discapacidad cognitiva la cumplía mi mamá y cuando ella falleció nos dejó la tarea a sus hermanas y en cosas específicas a mí. Es una responsabilidad que llevo con mucho cariño y lo trato de hacer de la mejor manera posible, para que ella se sienta a gusto y de la manera menos invasiva, entregándole su espacio".
Aunque en ocasiones la rutina "resulta compleja, porque no se trata de cuidar un objeto, es una persona con capacidades diferentes que requiere atención y a veces uno no está en el momento adecuado de su necesidad, porque yo además trabajo y se complica con mis tiempos, pero igual cuento con una red de apoyo familiar que siempre están pendientes de sus necesidades, lo que hace más llevadera esta misión que nos dejó nuestra madre", relató.
A María le encanta pintar y jugar, es una persona llena de alegría y recibe mucho amor por parte de su familia. La navidad es su época favorita, pues es la "regalona" de todos en el hogar, pero no se puede ignorar que sus requerimientos son intensos e importantes, ya que, además debe atenderse por problemas a la presión, teniendo que realizarse exámenes constantemente.
Mandiola y María reflexionan sobre su rol
Mandiola Ríos al igual que María López tienen un pensamiento en común que es lo invisibilizado de su labor. Para Mandiola "no hay una empatía de parte de la sociedad, a veces sólo se dedica a cuestionar o criticar de cómo se está haciendo esta labor, sin ser un aporte positivo".
Por su parte, María ya había señalado que piensa que el Estado debería "tomar en cuenta a todas las cuidadoras y cuidadores". Incluso, se plegó a lo dicho por Mandiola, señalando que "la gente en ocasiones opina sin saber el sacrificio y todo lo que la persona deja de lado por cuidar a su ser querido, no es fácil enfrentar una situación así y llevar una vida plena".
Síguenos en Facebook para más informaciones.