Las ventanas rotas de Concepción

En estas páginas se ha citado decenas de veces la teoría de las “ventanas rotas”. Se trata de aquella teoría elaborada hace ya 40 años por James Wilson y George Kelling que sostiene que cuando se rompe el cristal de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos varios más. Así, afirman que si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importar a nadie, o si se cometen pequeñas faltas y no se sancionan, entonces comenzarán incivilidades mayores y luego delitos cada vez más graves.

Lamentablemente, caminar por algunos sectores de Concepción parece confirmar la teoría. Sería injusto pasar por alto algunos esfuerzos que se han hecho para recuperar en algo la limpieza de la ciudad (como la remodelación de la Plaza Independencia), pero las calles sucias, el comercio en vía pública o los miles de rayados y grafitis en todos los muros, contribuyen a una sensación de deterioro y creciente inseguridad en nuestro centro cívico.

Nuestras ventanas rotas no solo son aquellas que literalmente vemos en varios edificios del centro de la capital regional: son también las fachadas blindadas y descuidadas de calle O´Higgins; los kilos de cables enmarañados en Freire y Maipú; la ausencia casi absoluta de basureros en tantas calles de la ciudad; esos “puntos limpios”, que a veces parecen verdaderos “puntos sucios” de acumulación de basura, las plazas y parques entregadas al consumo libre de drogas, y tantas otras señales que afectan nuestra convivencia.

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Es evidente que la recuperación de los espacios públicos es una tarea que involucra a muchos más actores que a la autoridad de turno y donde la educación, la concientización y el cambio cultural de la población en la materia juegan un rol fundamental; sin embargo, hacer cumplir la normativa vigente requiere de una acción coordinada y sobre todo decidida de los organismos públicos encargados de fiscalizar que estos hechos comiencen a emprender su retirada.

Arreglemos las ventanas rotas de Concepción: que las autoridades cumplan su rol y nosotros como ciudadanos también hagamos nuestra parte. Así como la permisividad de pequeñas transgresiones ha contribuido a la idea del deterioro y descuido de nuestros barrios, son esas pequeñas y significativas acciones positivas las que contribuirán a su mejora. Cuidar nuestra ciudad es tarea de todos.