Bolsas navideñas se venderán en Mall del Centro Concepción y lo recaudado irá en ayuda de hospital
Ana Beatriz Díaz es una microempresaria, a quien se le encomendó una tarea y es confeccionar las bolsas navideñas que ayudarán al Viejito Pascuero. Dichas bolsas, hechas a mano y con diseño exclusivo, se venderán en Mall del Centro Concepción, cuya recaudación irá en ayuda del Hospital Oncología Infantil.
La microemprendedora, que tiene a su cargo Hana Confecciones, empezó a trabajar con Grupo Marina y ocho personas de su pyme y cinco del Taller de Impresiones de Valparaíso están encargados de realizar las bolsas de Navidad.
Ana sostuvo que la confección de dichas bolsas "ha sido una inyección de trabajo, motivación y ánimo para activar mi negocio. Les agradezco mucho".
"Tras cada bolsa hay un trabajo de haber pensado el corte, la confección y el estampado, todo con amor. Ponemos todo nuestro arte en este trabajo. Esperamos que cada uno que compre esa bolsa sienta que hay detrás manos de mujeres que trabajaron y de emprendedores jóvenes que la estamparon", subrayó.
Cabe señalar que las bolsas también se venderán en Mall Marina, que irá en ayuda del Sanatorio Marítimo, en Mall Curicó para Fundación Hijos de María y Mall Barrio Independencia, de la Corporación Amigos del Hospital Roberto Del Río (Coar).
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Hana Confecciones surgió pese a las dificultades
La historia de como la microemprendedora llegó a confeccionar las bolsas de Navidad partió a los ocho años, cuando aprendió a coser, mientras miraba a su madre y abuela como hilaban agujas y daban vida a géneros que antes solo eran trozos de tela.
Estudió corte y confección, luego entró a Escuela Técnica, donde absorbió conocimientos que la llevaron a hacer su primera falda con 9 años. Al respecto, dijo que "mi mamá y mi abuelita me inculcaron el amor por la costura".
"Yo las veía hacer moldes en papel de vestidos y a mí me encantaba El talento lo heredé de mi madre, además de su pasión y perfeccionamiento. Ella era muy especial, a todo le ponía corazón", agregó.
Además, reconoció que con la costura no se gana mucho en dinero, pero sí en amor. "Yo creo, diseño moldes y me vuelo. El solo hecho de ponerle tanta pasión a lo que hago me llena", expresó.
El estallido social tuvo consecuencias en Anny, como conocen sus amigos, quien perdió su trabajo y ante ello, decidió dedicarse en su totalidad a la costura. "Comenzaron a llegarme pedidos para fundas de sillones y toldos para carpas de eventos, y en eso estaba cuando se desató la pandemia", contó.
La pandemia también causó estragos, pero no se hundió ante la falta de oportunidades. De hecho, se reinventó y empezó a fabricar mascarillas. Las cosas cambiaron cuando fue llamada por una boutique de Viña del Mar para diseñar y confeccionar una línea de ropa.
Fue tanto el trabajo que llegó a tener cinco personas a su cargo. Incluso formalizó su empresa y creó Hana Confecciones.