Maternidad, yo puedo escoger
A menudo me pregunto cómo nuestros padres y abuelos no se daban cuenta de lo que hacían generaba un impacto emocional en sus hijos/as. ¿Cómo llegaron a estar tan fuera de lo esencial? porque sólo se enfocaban en alimentación, limpieza, vestuario y estudios. Con eso cubierto se sentían satisfechos. (Hablo de la mayoría, siempre hay excepciones). Una de las respuestas que he encontrado es que por muchas generaciones se formó trabajadores, entonces, debió haber sido la necesidad de producir, la que fue bloqueando el desarrollo personal del ser humano.
Con la maternidad y el remezón que trae consigo en todos los niveles, la adaptación puede ser muy difícil, he podido tomar conciencia de cada acto y palabra que dirijo a mis hijos, pero como no lo conocí en mi crianza, ha sido un gran trabajo poder implementarlo, todos nos equivocamos pero no todos lo podemos reconocer y ahí está una de las principales diferencias. A veces siento que no encajo porque veo alrededor y escucho frases desalentadoras hacia la infancia y me duele el corazón. Es muy fácil repetir los patrones, es realmente lo que tu cerebro quiere que hagas, si finalmente siempre va a actuar en base a lo que conoce y obviamente del contexto. Por eso me dan más ganas de conocer más.
Lee también: Mi hijo/a hace berrinches ¿Es mal criado? ¡Qué vergüenza! | Sabes
Yo quisiera cambiar el mundo, formar niños, niñas y adolescentes felices y libres, pero a veces el panorama es triste, cuando hasta en los colegios, que además son obligatorios y desiguales para los que no pueden escoger, los malos tratos permanecen, muchos/as profesores/as muy desgastados emocionalmente, prefiriendo usar el chantaje y enfocarse en lo conductual porque pareciera resultar mejor, sin darse cuenta que así más alejan a sus estudiantes, generando menos ganas de aprender y el círculo vicioso empeora. Confío en que eso irá cambiando, porque iremos entendiendo que es más importante la persona que el trabajador.
Neva Milicic (2022) dice “no se puede vivir sin emociones”, ¿es algo nuevo? ¡No! Pareciera ser nuevo, pero es parte de lo más primitivo de nuestra especie. Siento que las generaciones pasadas estaban con un “tapón emocional”, mientras más bloqueados estaban, más actuaban en modo “piloto automático” para ser “productivos”: hacer, hacer y hacer… pero cuando sentían, Pum! Aplicaban tapón emocional “si mis hijos están bien, no les falta nada”(nada material) y por otro lado le decían a las madres “el bebé siente todo” uf qué frase con más carga, es como “gracias por decirme que tengo sentimientos negativos” pero no me has dicho ¿Qué hago con esto?
Te interesará: La nueva crianza | Sabes
Las crianzas con cuidadores con tapón emocional se fueron haciendo complejas, al menos en mi caso, recién a mis 33 años puedo comprenderlo desde casi todas las aristas (digo casi, porque aún no sé si hay algo más). Entonces llegamos a criar a nuestros propios hijos/as y nos sentimos desnudos de herramientas emocionales para enfrentarlo y sólo hay 2 alternativas, 1.- seguir en piloto automático o 2.- cuestionarlo todo, aprender más y cambiar.
El paso 2 es un viaje más o menos así: pasas por una montaña rusa, un avión girando en el aire, una caída en la profundidad del océano, un paseo en safari sin jeep y un baile relajado con una sonrisa en el rostro. Todo esto multiplicado por 100 mil. Pero con un final feliz, con crecimiento personal y emocional, que te empodera para ir un paso más adelante.
Quizás para algunos es muy extremo, y claro, si tu carga emocional no es tanta, tal vez pases por más bailes y menos montañas rusas, y es maravilloso, serías un cuidador/a ideal.
Si bien, los niños/as no necesitan a padres y madres perfectos/as, que por cierto, no existen, necesitan cuidadores/as que sepan gestionar su emocionalidad de una forma sana, que sepan reconocer sus errores, que sepan pedir perdón, que se enojen sin causar daño, que vivan su tristeza cuando sea necesario, que usen el lenguaje del amor, las caricias, que sean personas sin tapón emocional y que en principio se preocupen de lo esencial, y como dijo el principito “Lo esencial es invisible a los ojos”.