Virtualización antes, durante y después de la pandemia
En la UBB estamos convencidos de que con el retorno a la presencialidad no debemos ponerle freno al proceso de virtualización; por el contrario, debemos seguir potenciándolo como recurso pedagógico para pregrado, posgrado, vinculación y extensión.
Si bien la pandemia obligó a las instituciones de educación superior de todo el mundo a adaptarse a las clases a distancia, para algunas como la Universidad el Bío-Bío el desafío fue aún mayor y con ribetes épicos, por su alto porcentaje de alumnos de comunas rurales. En solo 4 semanas en la UBB tuvimos que generar las condiciones para preparar las plataformas, capacitar a los profesores con el uso de nuevas herramientas tecnológicas y pedagógicas, y llegar con conectividad a todos nuestros estudiantes de Biobío y Ñuble, incluso en zonas cordilleranas.
Nuestros equipos se comprometieron más allá de su deber, arriesgando su salud e hipotecando su vida familiar para cumplir con el desafío de no dejar a ningún alumno sin clases. Así fue como, por ejemplo, entre la Dirección de Desarrollo Estudiantil (DDE), la Dirección de Bibliotecas y las distintas facultades se facilitaron más de mil notebooks, computadores y tablets a los alumnos que lo necesitaban. En paralelo, la DDE entregó 2.562 chips de conectividad y 185 becas de internet, para lo cual armaron un verdadero call center e implementaron un sistema logístico de reparto.
Desde la Dirección de Docencia se dirigieron y coordinaron los equipos para implementar 100% la enseñanza en línea a través de clases sincrónicas y asincrónicas, atentos siempre a las necesidades académicas y emocionales del alumnado, y apoyando a los académicos para adecuarse a una nueva forma de enseñar. Ello se materializó a través del Proyecto de Virtualización desarrollado por la Unidad de Gestión Curricular y Monitoreo (UGCM), una iniciativa que, si bien ya venía dando sus primeros pasos, al declararse la pandemia tuvo que dar un salto cuántico, ideando soluciones creativas para que los docentes pudieran entregar de una manera clara, innovadora y motivadora los contenidos de sus asignaturas, para así lograr los resultados de aprendizaje esperados.
La digitalización y virtualización de los procesos fue transversal: desde la Dirección de Admisión y Registro Académico, que implementó el proceso de Admisión on line; a la Dirección de Bibliotecas, que reforzó su biblioteca virtual y generó un sistema de préstamos por valija; pasando por la Dirección de Extensión que aprovechó su instancia por ampliar su oferta cultural con la comunidad y reforzar sus lazos con pares del continente.
Como Universidad nos sentirnos orgullosos de lo que logramos en este desafío, lo que no habría sido posible sin el alto compromiso y esfuerzo del cuerpo académico. Sin embargo, hoy, con el retorno a la presencialidad y las nuevas directrices emanadas del Ministerio de Educación por el cambio de coyuntura sanitaria, sentimos que se le ha puesto freno de mano al trabajo que se venía desarrollando. En la UBB estamos convencidos de que debemos seguir potenciando la virtualización como recurso pedagógico complementario para pregrado y como una alternativa potente para posgrado, vinculación y extensión, y así se lo plantearemos a las otras universidades del Cuech, con el propósito de generar una política al respecto. Salimos fortalecidos de esta crisis, pero le proceso puede quedar como anécdota si no seguimos aprovechando los aprendizajes y el impulso en un ámbito tan estratégico como éste.