Columna de opinión: La violencia en la educación
Impactan los casos de acoso y bulliyng, entre compañeros y compañeras, en nuestras escuelas y liceos, especialmente en la educación pública. Impacta la agresividad de apoderados frente a los profesores o administrativos de la Educación. Da la impresión de ser síntomas de los tiempos que vivimos y como todo síntoma son una forma de lenguaje.
Se ha normalizado que la indignación deba ser canalizada a través de la violencia, lo que peligrosamente, comienza a ser aceptado como normal por algunas personas y sectores. Es necesario enfatizar que jamás las controversias pueden ser dirimidas a través de la violencia.
Tampoco se trata de generalizar, pero sí de preguntarnos si estamos haciendo el debido acompañamiento de buenos hábitos de convivencia. Tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos.
Represento a una institución esencialmente ética, la masonería, que nos enseña la práctica de todas las virtudes y la libre búsqueda de la verdad para contribuir a una mejor humanidad. La Masonería entiende que la Educación es una de las herramientas fundamentales para el desarrollo humano y el progreso de la Humanidad por lo que estimamos que ella debe desarrollarse y proyectarse adaptándose a una realidad, que permita la instrucción de los niños, niñas y adolescentes en un país sin violencia. Sin embargo, estimamos como una necesidad consagrar una educación de calidad en todos sus niveles, liberadora, laica, integradora y humanista, que actúe como promotora de la igualdad y articuladora del tejido social, la que debiera enseñar, de modo preferente, la solidaridad entre las personas como un valor fundamental. Consecuente con lo anterior, la Corporación Educacional Masónica de Concepción presente con sus seis colegios, tiene como uno de sus ejes relevantes de su trabajo educativo el desarrollo de acciones, de carácter preventivo, vinculadas con el buen trato y la buena convivencia, todo esto apoyado en su Modelo de Desarrollo Moral para la Formación de Personas y su Modelo de Formación Ciudadana.
Es sabido que la base de todo proyecto de perfeccionamiento humano está en la infancia y adolescencia, por medio de la formación en valores y virtudes y en el ejemplo de los adultos, porque la palabra inclina, pero el ejemplo arrastra. Es necesario reforzar la formación y capacitación para que los procesos educativos, incluso los que se producen en el hogar, implícita y explícitamente refuercen valores y virtudes. La honestidad, la perseverancia, la templanza, el valor y la justicia. La solidaridad, la caridad y la tolerancia. La fe y la esperanza en un futuro mejor. El descontento social evidenció agresividad y violencia potencial en el país, que se manifestó dramáticamente. La pandemia ha obligado, en muchos casos, al hacinamiento y a facilitar, el estrés, las hostilidades y la violencia intrafamiliar. Esto último es altamente probable que genere violencia escolar, por su efecto en muchos niños. Por tal motivo se hace necesario potenciar la salud mental y su restauración, desde una perspectiva de la salud y de la justicia. En la salud, debe haber una mayor inversión pública y con profesionales y programas acordes a las actuales necesidades.
En Educación Preescolar, y en Educación Básica debemos ser capaces de formar personas con valores y virtudes para la no violencia. Preocuparnos y ocuparnos de cuanto tiempo dedican los niños y adolescentes a juegos en internet, muchos de los cuales son violentos. La educación superior debe hacerlo implícitamente, con el ejemplo, para construir certezas cívicas de convivencia entre los seres Humanos.