Brote de Covid en China ralentiza los puertos y amenaza las cadenas de suministro mundiales
Las colas de los buques portacontenedores frente a los principales puertos de China se alargan día a día. Los brotes de COVID-19 en los centros de exportación de productos manufacturados amenazan con desatar una nueva ola de perturbaciones en la cadena de suministro mundial, según armadores, empresas de logística y analistas.
China está experimentando su mayor pico de infecciones por COVID-19 desde que se contuvo un brote en Wuhan a principios de 2020.
La propagación de la variante ómicron este mes ha llevado a controles en toda China, incluso en los centros de fabricación clave de Shenzhen y Dongguan, paralizando las fábricas que producen productos desde unidades de memoria hasta piezas de automóviles.
Aunque los principales puertos de China siguen abiertos y los buques continúan atracando, los atascos continúan y algunos portacontenedores están cambiando de ruta para evitar los retrasos previstos.
Además, se espera que las tarifas de flete aumenten, mientras se alargan los retrasos en el transporte de mercancías.
Efecto latigazo en los puertos de China
Cierres similares de COVID el año pasado hicieron que las operaciones en Yantian se redujeran a un tercio de su capacidad. Esto provocó una interrupción mayor del transporte marítimo mundial que la causada por el cierre del Canal de Suez durante seis días el año pasado, después de que encallara el portacontenedores Ever Given, según señaló Maersk, el mayor transportista de contenedores del mundo.
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Aunque los expertos en la cadena de suministro afirman que los puertos chinos son ahora más resistentes a la escasez de personal y a las interrupciones del transporte, sigue existiendo el temor de que Yantian tenga que cerrar si se extienden las infecciones y las restricciones.
Los retrasos de los proveedores y del transporte marítimo, aunque siguen siendo elevados, se han reducido a su nivel más bajo desde principios de 2021 en febrero, según JP Morgan.
La inflación mundial en alza
Dado que otros centros de exportación cercanos también sufren cuellos de botella, como Hong Kong y Shanghái, los buques podrían tener que esperar hasta que se alivie la congestión para cargar. Eso significará que los teléfonos, televisores y juguetes tardarán más en llegar a Estados Unidos, dijo Peter Sand de Xeneta, una empresa de análisis de fletes.
"Creo que los consumidores de Estados Unidos y los transportistas con cargas destinadas a Norteamérica serán los más afectados", señaló Sand.
Las navieras también se enfrentan a la posibilidad de que se produzca una rápida escalada de casos de la variante ómicron en China, como se ha visto en otras partes del mundo. Esto podría dar lugar a interrupciones más generalizadas y tener implicaciones para la ya creciente inflación mundial.